LA FAMILIA ALCALÁ GALIANO Y ALBARES.
... Y sigue escribiendo Antonio
Quedado yo solo, y según las apariencias por algunos años, al cuidado de mi madre, bien corría riesgo mi educación de haber sido descuidada, mayormente siendo yo mirado con extremos de cariño. Pero no fue así, aunque tal vez el equivocado amor materno, según referiré, proporcionándome algunas ventajas, no dejó de acarrearme inconvenientes de los que a ellas suelen ir anejos. Contaba yo sólo ocho meses, cuando nos trasladamos de Cádiz al pueblo contiguo, llamado la Real Isla de León, y hoy la ciudad de San Fernando, primero y principal departamento de marina. Esta población, hoy tan decaída, estaba a la sazón por demás floreciente, y eso que tenía pocos años de existencia, pues a mediados del siglo próximo pasado no había en el lugar donde hoy está más que uno o dos caseríos, y en la época en que yo en mi infancia pasé a habitar allí, don Antonio Ponz, en su Viaje de España, le supone un vecindario de más de cuarenta mil almas, cómputo exagerado, pero prueba de la repentina grandeza de aquel lugar, tanta era la a que había llegado entonces la Real Marina de España;
... Y sigue escribiendo Antonio
Quedado yo solo, y según las apariencias por algunos años, al cuidado de mi madre, bien corría riesgo mi educación de haber sido descuidada, mayormente siendo yo mirado con extremos de cariño. Pero no fue así, aunque tal vez el equivocado amor materno, según referiré, proporcionándome algunas ventajas, no dejó de acarrearme inconvenientes de los que a ellas suelen ir anejos. Contaba yo sólo ocho meses, cuando nos trasladamos de Cádiz al pueblo contiguo, llamado la Real Isla de León, y hoy la ciudad de San Fernando, primero y principal departamento de marina. Esta población, hoy tan decaída, estaba a la sazón por demás floreciente, y eso que tenía pocos años de existencia, pues a mediados del siglo próximo pasado no había en el lugar donde hoy está más que uno o dos caseríos, y en la época en que yo en mi infancia pasé a habitar allí, don Antonio Ponz, en su Viaje de España, le supone un vecindario de más de cuarenta mil almas, cómputo exagerado, pero prueba de la repentina grandeza de aquel lugar, tanta era la a que había llegado entonces la Real Marina de España;