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ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN DE ALBARES.
En 1709 compró una lámpara para el altar mayor, cuya plata donó el doctor Pedro García Toledano. El peso de ésta era de 31 marcos y 2 onzas y 3 reales de plata. Su valor era de 33.728 maravedís. (Cada marco equivalía a 32 reales de vellón, según consta en el recibo del maestro platero Pedro Gómez Delgado).
En 1737 se compraron unas vinajeras de plata por 11.866 maravedís. Ese año se limpiaron las coronas de plata de las imágenes. En 1740, se compró una cruz de plata nueva por 22.024 maravedís. En 1750, el cura don Diego de Alcobendas compró 6 candeleros y su cruz de plata.
En 1783, se pagó un terno de base de plata por valor de 20.000 maravedís, Consta que el padre fray Antonio de Ayala, trinitario descalzo, sacristán mayor de su convento de Madrid, entregó al mayordomo de la iglesia de Albares este terno con base de plata, matizado de nares y cenefas encarnados, matizadas éstas con nares de plata y oro, con guarniciones y forros. Años más tarde, en 1796, otro padre trinitario, fray Antonio de la Asunción, donó a la iglesia una "araña". Destacar que sólo la cuerda de cáñamo costó 75 reales de vellón.
En 1709 compró una lámpara para el altar mayor, cuya plata donó el doctor Pedro García Toledano. El peso de ésta era de 31 marcos y 2 onzas y 3 reales de plata. Su valor era de 33.728 maravedís. (Cada marco equivalía a 32 reales de vellón, según consta en el recibo del maestro platero Pedro Gómez Delgado).
En 1737 se compraron unas vinajeras de plata por 11.866 maravedís. Ese año se limpiaron las coronas de plata de las imágenes. En 1740, se compró una cruz de plata nueva por 22.024 maravedís. En 1750, el cura don Diego de Alcobendas compró 6 candeleros y su cruz de plata.
En 1783, se pagó un terno de base de plata por valor de 20.000 maravedís, Consta que el padre fray Antonio de Ayala, trinitario descalzo, sacristán mayor de su convento de Madrid, entregó al mayordomo de la iglesia de Albares este terno con base de plata, matizado de nares y cenefas encarnados, matizadas éstas con nares de plata y oro, con guarniciones y forros. Años más tarde, en 1796, otro padre trinitario, fray Antonio de la Asunción, donó a la iglesia una "araña". Destacar que sólo la cuerda de cáñamo costó 75 reales de vellón.