LOS POLLETES REGRESAN AL PUEBLO
Con el apodo cordial “los polletes”, eran conocidos en Algar, la familia formada por el tío Aniceto, la tía Asunción y sus nueve hijos.
En los años 50; sin apenas equipaje y con muchas ilusiones y esperanza en un futuro más halagüeño que el presente que dejaban atrás, emigraron a tierras de Aragón y Cataluña, en donde trabajaron, crecieron y se multiplicaron, hasta formar la gran familia que son hoy.
En los últimos años, venían al pueblo en vacaciones y se alojaban en la casa rural; pues no tenían casa.
Santos, ha comprado una vieja casa en Algar y la ha rehabilitado, para el uso y disfrute de todos sus hermanos y descendientes.
Desde Lucia (la veterana matriarca), hasta el último de la saga, que nacerá en Enero de 2.014 y será biznieto de Fernanda; son 101 los polletes que regresarán al pueblo en distintas ocasiones.
Me dice Santos, que además de la casa, ha hecho un huerto, en una tierra que le ha prestado Luciano. Me enseña algunos de los productos hortícolas, que ha recolectado y me obsequia con algunos de ellos. Me muestra un calabacín, en el que se ven las heridas del pedrisco, que descargó la tronada, (tormenta) sobre la vega de Algar, semanas atrás.
El pasado día 10 de este mes de Agosto, vinieron todos o casi todos, al pueblo para inaugurar la casa que acababan de construir. Celebraron una multitudinaria comida, a la que asistí como invitado. Repartieron a los comensales entre el bar de Rocío y el bar de Domingo.
Yo compartí mesa con algunos de los anfitriones (Lorenzo, mí amigo de la infancia, entre otros), en el bar de Rocío; en donde Carlos nos deleitó con una variada y magnifica comida. Me consta, que quienes comieron en el bar de Domíngo, quedaron igualmente satisfechos.
Por último, quiero desearos que disfrutéis de esa magnífica casa que habéis hecho, con tanta ilusión.
Gracias por volver. Algar nos necesita.
Un Abrazo.- Juan José Bolonga Ochoa
Con el apodo cordial “los polletes”, eran conocidos en Algar, la familia formada por el tío Aniceto, la tía Asunción y sus nueve hijos.
En los años 50; sin apenas equipaje y con muchas ilusiones y esperanza en un futuro más halagüeño que el presente que dejaban atrás, emigraron a tierras de Aragón y Cataluña, en donde trabajaron, crecieron y se multiplicaron, hasta formar la gran familia que son hoy.
En los últimos años, venían al pueblo en vacaciones y se alojaban en la casa rural; pues no tenían casa.
Santos, ha comprado una vieja casa en Algar y la ha rehabilitado, para el uso y disfrute de todos sus hermanos y descendientes.
Desde Lucia (la veterana matriarca), hasta el último de la saga, que nacerá en Enero de 2.014 y será biznieto de Fernanda; son 101 los polletes que regresarán al pueblo en distintas ocasiones.
Me dice Santos, que además de la casa, ha hecho un huerto, en una tierra que le ha prestado Luciano. Me enseña algunos de los productos hortícolas, que ha recolectado y me obsequia con algunos de ellos. Me muestra un calabacín, en el que se ven las heridas del pedrisco, que descargó la tronada, (tormenta) sobre la vega de Algar, semanas atrás.
El pasado día 10 de este mes de Agosto, vinieron todos o casi todos, al pueblo para inaugurar la casa que acababan de construir. Celebraron una multitudinaria comida, a la que asistí como invitado. Repartieron a los comensales entre el bar de Rocío y el bar de Domingo.
Yo compartí mesa con algunos de los anfitriones (Lorenzo, mí amigo de la infancia, entre otros), en el bar de Rocío; en donde Carlos nos deleitó con una variada y magnifica comida. Me consta, que quienes comieron en el bar de Domíngo, quedaron igualmente satisfechos.
Por último, quiero desearos que disfrutéis de esa magnífica casa que habéis hecho, con tanta ilusión.
Gracias por volver. Algar nos necesita.
Un Abrazo.- Juan José Bolonga Ochoa