ALGAR DE MESA: ALAR DE MESA...

ALAR DE MESA

Crónica en el diario de Nueva Alcarria, viernes, 4 de octubre de 2002.

FUE ENCARGADO DE LA ESTAFETA DE CORREOS.

CRESCENIO OCHOA PÉREZ, TODA UNA VIDA EN EL VALLE DEL MESA.

Las pesonas que a lo largo de su vida van dejando su mirada, su consejo, su buen hacer por los ciudadanos que le rodean, son de admirar y tenerles una consdieración especial. Buen esposo, padre, gran abuelo y en la familia el centro de la amistad y la concordia. Una invitación que nos hace en ese artículo, NUEVA ALCARRIA, para hacer un reconocimiento, a tiulo de homenaje a nuestro querido CRESCENCIO OCHOA PÉREZ.

NO es únicamente el sentimiento del que escribe estas líneas. Todo el que conoce a Crescencio Ochoa Pérez, avala y se une, a todo cuanto demos de valor merecido, para que públicamente reciba una parte de su merecido. Cordial, afable, con mirada pacífica y penetrante y con la sonrisa de un buen hombre, es el perfil de su persona en el que abundan otras buenas cualidades, que sólo la historia reconocerá y que ahora percibimos cuantos le conocemos.

Comparte sus días de vereno en su pueblo natal, con su queridisima esposa María, y al cuidado de ambos su hija María Jesús, vela permanentemente con esmero y cariño a quien tanto ama. Sus hijos, Antonio, Pablo y Pedro y sus nietos constamente están a su lado, deseando la salud de sus abuelos.

Es muy posible que Crescenio, al leer NUEVA ALCARRIA, se sorprenda y su gesto de sencillez, pueda expresar, ¡que para qué me escriben estas cosas....! Difícil será completar las que en su trayectoria profesional merece, y como ciudadano ha ayudado. Crescencio, ha pasado su vida en los pueblos de Algar y Villel. Durante muchos años, hasa su jubilación, fue el encargado de la Estafeta de Correos de ambos pueblos (hoy estafeta en Labros). En el lugar que hoy está la Caja de Ahorros de guadalajara en Villel de Mesa.

Cada tarde llegaba el coche correo desde Ariza, con el conocido enlace Marranchán. Y así, días de calor en verano y del frío y nieves en invierno, cada tarde el cartero llevaba las cartas a cada casa, con las buenas noticias a sus padres de aquellos que estaban cumpliendo el servicio militar o del joven que enviaba un giro a sus padres y no menos las cartas que se cruzaban los que un día formarían un nuevo hogar, ahora son distintos, son aquellos avisos que te anuncian el proximo cobro de distintos servios.

El buen cartero, quien paso a paso por el rial o por camino de herradura, visitaba su pueblo de Algar, con el mismo servicio de reparto de correspondencia. El comercio de aquellos tiempos ha quedado en la memoria de muchos, lo que Crescencio en el que tenía en Villel de Mesa. Servía a todos cuantos necesitaban de su mostrador, era una tienda de aquellas que había de todo, comestibles, hasta las albarcas, o cepos para cazar pájaros. Pueda ser, que algún lector recuerde más productos como la horca la hoz y la zoqueta, y que omitimos en su relación de productos, por la inmensa lista que pudiéramos detallar.

Por los años 50 y 60 del siglo pasado XX, este Valle, tenía su comunicación y comercialmente se relacionaba con Ariza. Sus bancos, al amparo de las personas reconocidas nombraban sus corrsponsales, que Crescencio atendió a aquellas peticiones que tan necesarias se hacían en la vida familiar. Cuantas historias él conoce y que por su ejercio, nunca se conocerán, atendió y ayudó en aquellos momentos con su espíritu, en todo cuanto una persona necesitaba.