Aún nos asombra la efímera belleza de la rosa que sustenta su permanencia en la multiplicación de sus fugaces ejemplares y en versos tan perennes:
Oh tú mi bella rosa!
¡cómo olvidar tu rico aroma!
por los jardines en los que moras
siempre se cuelan las mariposas.
Blancas, rojas, someras,
defendidas como una bandera,
de amor, de aromas y futuro, ... (ver texto completo)
Oh tú mi bella rosa!
¡cómo olvidar tu rico aroma!
por los jardines en los que moras
siempre se cuelan las mariposas.
Blancas, rojas, someras,
defendidas como una bandera,
de amor, de aromas y futuro, ... (ver texto completo)