De
Valencia el limonero y de
Sevilla el jazmín.
Y de
Selas la niña que me está matando a mi.
Yo me muero por sus huesos, por su boquita de fresa.
Y por sus ojitos negros, tan negros como mi pena.
De ver que ella quiere a otro, otro que tiene mas pelas.
Y yo solamente tengo ganas de mucho quererla.
Que a eso no me gana nadie.
Ni el
mar con toda su arena.
Ni el sol con todas sus estrellas.
Un desesperado.