Un
amigo largo tiempo ausente envió por fax lo que sigue: "Mañana ando de tránsito por Barajas. Preciso miel de
Armallones. Prometí regalársela a alguien. Gracias. J.W.". Pedí un taxi, no tengo
coche ni carné de conducir. Para ir de
Madrid a Armallones -166
edificios, villa antaño habitada por 550 personas y que ahora cuenta con unos 20 resistentes- y volver con miel, se precisa un coche, una
moto con sacas, o tener tiempo, fortaleza y caminar largo. Hasta Armallones no llegan
trenes ni autocares.
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