LOS TEMPLARIOS REFLEJAN LAS CONSTELACIONES EN LOS REINOS DE IBERIA
A) Antecedentes paganos de reflejar constelaciones en obras de arte
Nuestra propuesta es que, si los templarios decidieron hacer una proyección astronómica en el suelo español, es porque conocían las religiones paganas y habían descubierto cuál era precisamente el fundamento astronómico de las obras de arte religiosas: eran señales con las que enviaban sus mensajes a la Divinidad, cifradas en clave astronómica y que en la Prehistoria iban dirigidas a la única Divinidad adorada en aquel entonces, para que "fuesen vistas" por la Diosa que reinaba en los tres reinos: subterráneo, terrestre y por supuesto en el reino celestial, donde animaba a la luna, el sol y las constelaciones, con capacidad de ver desde el aire y que se creía responsable de todos los fenómenos y que presidía todos las funciones.
Es decir descubrieron que las obras de arte reflejaban determinadas constelaciones en una situación estelar señalada y perteneciente a un día del calendario. Y las hacían porque coincidentes con las mismas, se presentaban una serie de fenómenos o se producían una serie de efectos en los individuos que se creía responsabilidad de la Diosa.
Fenómenos como viento, calor, lluvia, sequía, ... Que anunciaban las etapas por las que pasaba el crecimiento de la vegetación a lo largo del año o anunciaba el momento adecuado para realizar ciertas labores agrícolas, o el momento adecuado para viajar, emigrar, iniciar el proceso metalúrgico, pescar, cazar, ... Y fenómenos que se creían responsabilidad de la Divinidad que se hallaba al frente de la Naturaleza. O se producían una serie de efectos en los individuos como: la inspiración -poética o para pronunciar oráculos o para emitir sentencias o dictar leyes-, la salud en los humanos o animales enfermos, la concepción femenina, la resurrección de muertos, ... Que también (se creía) presidía la Divinidad que ejercía todas las funciones.
En cualquier caso, obras de arte como símbolos astronómicos, con las que se pretendían propiciar mágicamente específicas funciones de la Diosa / de la Madre Naturaleza, para recordarle que debía cumplir con su responsabilidad y concediera las específicas funciones que (se creía) mandaba de forma centralizada con cada precisa situación estelar, de determinado día de fiesta del año: abundancia alimentaria o la salud o la resurrección u otros logros.
Y por tanto, dado el pensamiento mágico, consideraban que si reproducían en obras de arte esas constelaciones, con motivos que las reflejaban de forma metafórica, la Divinidad le concederían los favores asociados, o no se le olvidaría concedérselos. Por lo que no es aventurado pensar que los templarios, al igual que nuestros ancestros, creyeran en el pensamiento mágico (e igual siguen creyendo los fieles de diferentes religiones, incluida la cristiana), por lo que decidieron reflejar constelaciones en el suelo ibérico, para conseguir ciertos logros.
Y esos son precisamente los dos supuestos que defendemos desde hace un par de años. La primera es la idea hipotética de que nuestros ancestros mandaban mensajes a la Divinidad para conseguir propiciar sus favores, mediante la idea de reflejar constelaciones en diversos sitios, aunque lo hacían de forma muy compleja y metafórica.
Y la segunda posibilidad que venimos defendiendo, es la de que los templarios descubrieron las claves astronómicas del arte y la religión, según las evidencias que hemos planteado en otros artículos [Martín-Cano (2000): Hipótesis astronómica sobre los misterios templarios, (2000a): Jesús y Juan el Bautista. Y (2001): Pruebas: artísticas y literarias, que corroboran el descubrimiento templario de las claves astronómicas del arte y la religión y que ahora se complementa con este otro artículo: (2002): Relación de las plazas templarias con la astronomía].
Ha habido diversos investigadores que también han visto la relación existente entre las obras de arte arcaicas y las constelaciones, es decir reflejaría los conocimientos astronómicos de los autores que las ejecutaron.
Por ejemplo la matemática Reiche se dedicó durante 40 años a defender su hipótesis de que los geoglifos visibles sólo desde el cielo, ya que fueron realizados a gran escala en el suelo del desierto de la Pampa Colorada de la cultura Nazca, Perú, reflejarían los conocimientos astronómicos de sus autores. Y eran, según cita Ruiz en (1992, 19): "componentes del mayor calendario astronómico". Y Vázquez Varela también ha defendido la asociación astronómica de los glifos prehistóricos en el suelo de Galicia. Dice en (1993, 156): "Es muy probable que dentro de los petroglifos haya información sobre los conocimientos matemáticos y astronómicos del momento en que fueron realizados." [Otros investigadores insisten en el tema astronómico de las obras de arte arcaicas. Ampliamos en Martín-Cano: (2000b): Interpretación del arte prehistórico].
En el caso de los glifos de Nazca, constata que tenían por destino la Divinidad (no los extraterrestres), la afirmación de Alcina en (1982, 182): "... La única deducción lógica puede ser la de que tales glifos se construían para que los contemplasen los mismos dioses o seres sobrenaturales de su mitología." De otras manifestaciones artísticas, manifiesta Göttner-Abendroth (1982, 104): "... Era necesario comunicarse con ella (la Diosa Madre Naturaleza) mediante símbolos, para hacerse entender, para decirle claramente que debía mantener sus intenciones.".
A) Antecedentes paganos de reflejar constelaciones en obras de arte
Nuestra propuesta es que, si los templarios decidieron hacer una proyección astronómica en el suelo español, es porque conocían las religiones paganas y habían descubierto cuál era precisamente el fundamento astronómico de las obras de arte religiosas: eran señales con las que enviaban sus mensajes a la Divinidad, cifradas en clave astronómica y que en la Prehistoria iban dirigidas a la única Divinidad adorada en aquel entonces, para que "fuesen vistas" por la Diosa que reinaba en los tres reinos: subterráneo, terrestre y por supuesto en el reino celestial, donde animaba a la luna, el sol y las constelaciones, con capacidad de ver desde el aire y que se creía responsable de todos los fenómenos y que presidía todos las funciones.
Es decir descubrieron que las obras de arte reflejaban determinadas constelaciones en una situación estelar señalada y perteneciente a un día del calendario. Y las hacían porque coincidentes con las mismas, se presentaban una serie de fenómenos o se producían una serie de efectos en los individuos que se creía responsabilidad de la Diosa.
Fenómenos como viento, calor, lluvia, sequía, ... Que anunciaban las etapas por las que pasaba el crecimiento de la vegetación a lo largo del año o anunciaba el momento adecuado para realizar ciertas labores agrícolas, o el momento adecuado para viajar, emigrar, iniciar el proceso metalúrgico, pescar, cazar, ... Y fenómenos que se creían responsabilidad de la Divinidad que se hallaba al frente de la Naturaleza. O se producían una serie de efectos en los individuos como: la inspiración -poética o para pronunciar oráculos o para emitir sentencias o dictar leyes-, la salud en los humanos o animales enfermos, la concepción femenina, la resurrección de muertos, ... Que también (se creía) presidía la Divinidad que ejercía todas las funciones.
En cualquier caso, obras de arte como símbolos astronómicos, con las que se pretendían propiciar mágicamente específicas funciones de la Diosa / de la Madre Naturaleza, para recordarle que debía cumplir con su responsabilidad y concediera las específicas funciones que (se creía) mandaba de forma centralizada con cada precisa situación estelar, de determinado día de fiesta del año: abundancia alimentaria o la salud o la resurrección u otros logros.
Y por tanto, dado el pensamiento mágico, consideraban que si reproducían en obras de arte esas constelaciones, con motivos que las reflejaban de forma metafórica, la Divinidad le concederían los favores asociados, o no se le olvidaría concedérselos. Por lo que no es aventurado pensar que los templarios, al igual que nuestros ancestros, creyeran en el pensamiento mágico (e igual siguen creyendo los fieles de diferentes religiones, incluida la cristiana), por lo que decidieron reflejar constelaciones en el suelo ibérico, para conseguir ciertos logros.
Y esos son precisamente los dos supuestos que defendemos desde hace un par de años. La primera es la idea hipotética de que nuestros ancestros mandaban mensajes a la Divinidad para conseguir propiciar sus favores, mediante la idea de reflejar constelaciones en diversos sitios, aunque lo hacían de forma muy compleja y metafórica.
Y la segunda posibilidad que venimos defendiendo, es la de que los templarios descubrieron las claves astronómicas del arte y la religión, según las evidencias que hemos planteado en otros artículos [Martín-Cano (2000): Hipótesis astronómica sobre los misterios templarios, (2000a): Jesús y Juan el Bautista. Y (2001): Pruebas: artísticas y literarias, que corroboran el descubrimiento templario de las claves astronómicas del arte y la religión y que ahora se complementa con este otro artículo: (2002): Relación de las plazas templarias con la astronomía].
Ha habido diversos investigadores que también han visto la relación existente entre las obras de arte arcaicas y las constelaciones, es decir reflejaría los conocimientos astronómicos de los autores que las ejecutaron.
Por ejemplo la matemática Reiche se dedicó durante 40 años a defender su hipótesis de que los geoglifos visibles sólo desde el cielo, ya que fueron realizados a gran escala en el suelo del desierto de la Pampa Colorada de la cultura Nazca, Perú, reflejarían los conocimientos astronómicos de sus autores. Y eran, según cita Ruiz en (1992, 19): "componentes del mayor calendario astronómico". Y Vázquez Varela también ha defendido la asociación astronómica de los glifos prehistóricos en el suelo de Galicia. Dice en (1993, 156): "Es muy probable que dentro de los petroglifos haya información sobre los conocimientos matemáticos y astronómicos del momento en que fueron realizados." [Otros investigadores insisten en el tema astronómico de las obras de arte arcaicas. Ampliamos en Martín-Cano: (2000b): Interpretación del arte prehistórico].
En el caso de los glifos de Nazca, constata que tenían por destino la Divinidad (no los extraterrestres), la afirmación de Alcina en (1982, 182): "... La única deducción lógica puede ser la de que tales glifos se construían para que los contemplasen los mismos dioses o seres sobrenaturales de su mitología." De otras manifestaciones artísticas, manifiesta Göttner-Abendroth (1982, 104): "... Era necesario comunicarse con ella (la Diosa Madre Naturaleza) mediante símbolos, para hacerse entender, para decirle claramente que debía mantener sus intenciones.".