De orígenes remotos, esta villa es la antigua Tithya, enclave arévaco que se resistió a los
romanos a la vez que Numancia. Se han encontrado restos Celtíberos en sus alrededores, en la necrópolis de Cerropozo.
Aunque también existen restos visigodos su época de esplendor vino en la Baja Edad Media, momento en que
Atienza se convirtió en enclave de importancia estratégica al estar situada cerca de la frontera entre los dominios castellanos y los reinos musulmanes y también cerca de la frontera con
Aragón. Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, pasó por estas tierras hacia el destierro, llamando a Atienza "peña muy fuert", según la versión del Cantar.
En el siglo XII, tras varios periodos de pertenencia castellana, Atienza fue arrebatada definitivamente a los musulmanes y pasó a formar parte del Reino de Castilla.
Desde 1149 Atienza goza de Fuero, concedido por el rey Alfonso VII, estableciéndose la denominada Comunidad de Villa y Tierra de Atienza. Atienza se convirtió así en cabeza visible de una comarca con 131 aldeas y unos 2.500 km² de extensión. Además, los reyes de Castilla aprovecharon el carácter fronterizo de la villa para promover, a través del fuero, la actividad mercantil: de hecho, en Atienza destacó el gremio de arrieros.
Atienza se convirtió en una villa de gran fidelidad a los reyes de Castilla en una época de frecuentes revueltas nobiliarias. Muchos reyes castellanos pasaron aquí grandes temporadas fiados de la lealtad de la villa. Uno de los hechos más relevantes fue la salvación del
joven rey Alfonso VIII, a mediados del siglo XII. El rey, que contaba solo con cuatro años de edad, era perseguido por los Infantes de Castro; refugiado en la villa, y cercada esta por tropas leonesas para hacerse con el niño, los habitantes de Atienza decidieron sacarle con los arrieros disfrazándole como uno de ellos. Desde entonces hasta el presente se celebra una
fiesta el domingo de Pentecostés, la caballada de Atienza, de interés turístico, y existe una cofradía, la Cofradía de la Santísima Trinidad, que afirma ser heredera de la antigua cofradía de arrieros que sacó de Atienza al rey Alfonso VIII.
Atienza gozaría de una gran prosperidad hasta el siglo XV, llegando a contar con catorce
iglesias además de un
castillo,
murallas y
torres defensivas
partir del siglo XV perdió importancia al dejar de ser ciudad estratégica y fronteriza. La antaño floreciente actividad mercantil languideció en beneficio de otras rutas.
En el siglo XIX se verá seriamente afectada por la Guerra de la Independencia. Fue cuartel general de El Empecinado, por lo que los franceses, al mando del general Duvernet, se ensañaron con ella en varias ocasiones, desvalijando las iglesias y saqueando las
casas para posteriormente incendiar gran parte la villa.
Desde 1833 forma parte de la provincia de
Guadalajara, aunque anteriormente había formado parte de lo que se conocía como Castilla la Vieja y más tarde de la jurisdicción de
Soria.
ATIENZA: arciprestazgo de la dióc. de Sigüenza, el cual comprende en el part. jud. de su nombre, ademas de la v. de su título, los
pueblos de Cinco-Villas, Alcolea, Tordelrábano, Paredes,
Madrigal, Bochónos,
Casillas, Romanillos, Raímelos, Miedes, Hijes, Ujados, Campisábalos, Condemios de Abajo, Condemios de Arriba, Albendiego,
Alpedroches,
Cañamares,
Tordelloso,
La Miñosa,
Naharros,
La Bodera, Robledo, Prádena. Gascueña, Rustares, Las Navas, El Ordial, Aldeanueva, La Nava, Semillas, Robledarcas, Zarzuela, Villares, Hiendelencina, Congostrina, Alcorlo,
San Andrés, La Toba, Medranda, Palmaces, Rebollosa,
Cardeñosa, Riofrio.
Cercadillo y Angón; en el part. de Sigüenza, los de Castilblanco, Jadraque, Jirueque, Pinilla, Torremocha, Cendejas del Padrasto, Cendejas del Medio, Cendejas de la
Torre, Negredo, Santiuste; en el de Cogolludo, los de. Membrillera y el Arroyo; los de
Barcones y Torrevicente en el part. de Medinaceli (prov. de Soria); y en el part. jud. del Burgo de Osma el
pueblo de Retortillo (en la misma prov.). Según el autor del Catalatto saguntino debió establecerse este arciprestazgo á últimos del siglo IX, o principios del X. El arcipreste es nombrado por S. M. o por el diocesano, según la época en que ocurre la vacante; es dignidad con asiento en el cabildo de Sigüenza, y tiene el título de cura de Ntra. Sra. del Val, cuyas rent. parr. disfrutaba; aunque regularmente se nombraba para dicha dignidad un prebendado de la cated., hoy día la posee D. Alejo Freile, capellán de honor de S. M., era de su obligación enviar los óleos y costear ciertas funciones de igl. que se celebraban en la expresada de Ntra. Sra. del Val. En Atienza reside 1 vicario del arcipreste nombrado por el ob.; no ejerce jurisd. alguna, y sus funciones están reducidas a distribuir los óleos para las igl. del arciprestazgo, y comunicar a los curas del mismo las circulares, órdenes o decretos que el provisor eclesiástico dispone lleguen al conocimiento de aquellos. Cuando dichos curas tienen que tratar negocios de su interés común, se reúnen en la sacristía de San Juan (en Atienza) presididos por el vicario; tienen su procurador nombrado por ellos mismos, y anteriormente elegían también 2 diputados para repartir el subsidio, y tomar cuenta al colector.
* Diccionario Geográfico - Estadístico - Histórico de
España. Pascual Madoz, 1848.