Iglesia Museo San Gil En este lugar, en su origen
medieval y
románico, asienta el Museo de
Arte Religioso de
Atienza. De su antigua
fábrica románica sólo queda el
ábside, construido en oscuro sillar. Es de planta semicircular, adornado de delgadas
columnas adosadas que terminan en
capiteles de decoración foliácea, recorriéndose el ábside de sencilla imposta decorada con trazos geométricos, y abiertas dos
ventanas muy delgadas y altas, con pequeños capiteles ornados de hojas de acanto. El resto del templo fue reconstruido en el siglo XVI. En el muro de mediodía se abre una
portada de estilo plateresco, formada por
arco de medio punto con decoración de rosáceas y flanqueada por sendas pilastras cubiertas de grutescos y rematadas en flameros. En el muro de poniente hay otra sencilla
puerta, obra del siglo XVII, con buena guarnición de clavos de forja.
El interior se estructura en tres naves separadas por gruesos pilares octogonales, que sobre fina moldura aguantan el peso de los apuntados
arcos pétreos. La cabecera de la nave central es un presbiterio elevado, de planta semicircular, con muros y
bóvedas del primitivo estilo. A los pies, un
coro alto más moderno. Se cubre todo el templo de un impresionante artesonado de estilo mudéjar.
EL MUSEO DE ARTE RELIGIOSO.
Desde hace largos años se ha venido preparando este Museo local de Arte Religioso de Atienza. Era una necesidad sentida para poder reunir en él esa porción numerosa de obras de arte que procedentes de todas sus antiguas
parroquias, la villa castellana tenía guardadas en arcones o desperdigadas por
iglesias ya cerradas. El ámbito en que se desarrolla son las naves del antiguo templo de San Gil, adecuado para esta nueva función. Con una perfecta adecuación al marco en que se inserta, el Museo funde por muros y paneles un nutrido grupo de obras de arte, todas de carácter estrictamente religioso en su origen. Y en sus más variadas formas. Son piezas escultóricas, cuadros y pinturas, elementos múltiples de orfebrería, libros cantorales y documentos antiquísimos lo que convenientemente iluminado y con pequeños
carteles informativos se ofrecen al visitante como expresión multiforme, bella y asombrosa del arte de siglos pasados. Todo él surgido de la propia villa de Atienza.
Pintura.
En el capítulo de la Pintura, destacan dos espléndidos cuadros debidos al pincel de Matías Jimeno: una Anunciación y una Epifanía, magníficos de
color y composición.
Existen tambien cuatro tablas con Profetas y Sibilas portando filacterias, obra del mejor Renacimiento, atribuidas tradicionalmente a Berruguete, pero que recuerdan mucho la obra del aragonés Soreda. Una colección de retratos de Apóstoles de cuerpo entero, procedentes del
retablo mayor de
Santa María del Rey. Una Natividad de corte italianista popular. Dos Ecce-Homos sobre tablas. Una composición barroca con San Andrés por motivo principal. Un gran cuadro con el Martirio de Santa Librada en la versión de su degollación, tabla renacentista de gran mérito, y muchos otros cuadros y elementos pictóricos que conforman un bloque extraordinario de color y movimiento.
Escultura.
Solamente un retablo con la
Virgen del Pilar se expone del arte del ensamblaje. La talla románica se muestra en la gran
pila bautismal de ornamentada copa que perteneció desde el siglo XIII a este templo de San Gil.
La escultura de piezas individuales o relieves, tallados en madera policromada, ofrece una riqueza y variedad sorprendentes, quizás lo mejor de todo el Museo. Así, encontramos centrando el presbiterio un
Cristo yacente, obra del siglo XVI, de lo mejor de la escultura castellana. En uno de los muros del templo aparece una
hornacina con borde de yesería mudéjar, que en su interior muestra iluminada una preciosa talla de la Inmaculada. Hay además un par de
Cristos góticos, que resaltan entre lo mejor de toda la provincia. Hay además otro Crucificado barroco procedente de Santa Marín del Rey, y otros dos Cristos de
altar pequeños. Un magnífico San Sebastián barroco, contorsionado al máximo. Una Trinidad del siglo XVI de gran detalle y maestría. Un Cristo en majestad de comienzos del XVI, en tono popular. Una Sagrada Cena traida del interior del sagrario de la iglesia Santa María del Rey. Sendas tallas de San Diego de Alcalá y San Francisco de Paula de gran fuerza expresiva. Una bonita escultura del
santo titul
ar del templo, San Gil, y finalmente, como estrella del Museo, la Virgen del Rosario, obra extraordinaria de talla y policromía, firmada por José Salvador Carmona.
Orfebrería.
Son muy numerosas las piezas de orfebrería que se exhiben en este Museo. Como el resto de las piezas, todas ellas proceden de los antiguos templos parroquiales de Atienza. Es destacable especialmente la
Cruz Procesional de San Juan, obra de mediado del siglo XVI, salida del taller seguntino del orfebre Pascual de la Cruz. Hay también infinidad de cálices, bandejas, vinajeras, incensarios, navetas y un extraordinario Cristo tallado en marfil.
Otros Elementos.
En este Museo de Arte Religioso se exhiben además varios libros cantorales, un facistol que servía para sostener dichos libros, algunos arcones barrocos, y ciertos documentos reales y papales con bulas, concesiones y privilegios de Papas y Reyes.
Es de destacar la presencia en este
edificio de una pequeña pero selecta sección de piezas de
arqueología, localizada en el baptisterio, y formada con piezas aportadas por los vecinos de la villa, y otra sección magnífica de paleontología, dispuesta en vitrinas en el coro del templo, con centenares de ejemplares fósiles a cuál más curioso.