Azañón. Hace treinta y nueve años, cuando tenía uno, mi madre me llevó a este
pueblo porque se me habia dislocado un hombro y el
médico rural de la época recetó reposo. Aquí vivía una señora, cuyo nombre he olvidado que debia ser una afamada curandera en toda la zona. Pues bien yo no creo en estas cosas pero no me queda mas remedio que dar fe que yo llegue a la
casa de esta buena mujer sin poder mover mi brazo y cuando me fuí lo hize sujetando con el mismo un trocito de tozino con el que segun mi
... (ver texto completo)