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BARRIOPEDRO: ¡CUIDADO CON LOS TOPICOS!...

¡CUIDADO CON LOS TOPICOS!
Fue una mañana de un sábado cualquiera de la primavera del año 2005 cuando decidimos coger el coche y tomar rumbo hacia una comarca de la provincia de Guadalajara llamada La Alcarria, que por entonces tan solo conocíamos por la genial guía turística plasmada por Don Camilo en su famoso viaje.

Pasando por Torija, llegamos a Brihuega, hasta entonces muy nombrada por algún que otro conocido que hubiese tenido necesidad de comprar azulejos para la reforma de baño o cocina, pero hasta entonces desconocida.

Ciudad amurallada con mezclas de estilos, mudéjar, románico… Aquí pedimos información sobre cómo llegar a nuestro destino –Barriopedro-, pues nos habían informado, malamente, por cierto, que se podía comprar algún terrenito por allí, que era nuestra primera intención. Una vez nos indicaron que debíamos seguir rumbo a Masegoso, dirección Cifuentes, comenzamos a bajar por la vega del Tajuña.

Nos sorprendimos al contemplar el bello paisaje que reunía una gran cantidad de vegetación de diferentes especies y variados colores. Siguiendo el caudal del río, nos lleva hasta una pequeña isleta de recreo donde tomar un refresco se hace un placer para la vista–Civica- antiguas cuevas junto a una refrescante cascada procedente de un manantial natural, placer asimismo de los muchos aficionados a la pesca, que acuden los fines de semana, pues el Tajuña es río truchero.

Llegamos a nuestro destino, un pueblecito entre un valle rodeado de bajas montañas y un cielo especialmente azulado. ¡Ni un alma en la calle ¡.

Nos recorrimos el pueblo a pié, con cierto escepticismo, y por qué no decirlo, con una constante duda de si serían ciertos o no los comentarios que sobre el carácter de los alcarreños, nos habían hecho en varias ocasiones.

Por una serie de circunstancias, no compramos el terrenito que era nuestra primera intención, sino que compramos una vivienda ya construida a 70 mts. de la plaza del pueblo y a la que acudimos cuando nuestro quehacer diario nos lo permite, que no son todas las ocasiones que quisiéramos.

He de decir, que desde el primer día que llegamos, fuimos muy bien acogidos por todos los habitantes del pueblo. Son gente maravillosa, sencilla, servicial, te prestan su ayuda si los necesitas, nos han enseñado sus técnicas de labranza, y… “hasta a hacer matanza”, nos han deleitado con sus historias de tiempos pasados y sobre todo, nos han enseñado a no creer en los tópicos y a confiar más en el ser humano, que como dijo aquél “to er mundo e güeno” y sobre todo han conseguido que me sienta como una alcarreña más…… GRACIAS.

Manuela Ortiz Ponferrada