Poco se conoce acerca del origen de Cabanillas.
El primer dato fidedigno lo encontramos en un documento escrito entre los años 846 y 886, que narra la destrucción de la
plaza de Talamanca por el Conde Don Rodrigo donde se hace mención a este lugar. Gracias a los datos que nos ofrece el fuero de
Guadalajara,otorgado por el rey Alfonso VII el 3 de Mayo de 1133, sabemos que la villa de Cabanillas quedaba dentro de la tierra de Guadalajara. A pesar de todo, no se puede afirmar que fuera un lugar habitado; quizá solo fuera un lugar de cabañas para pastores.
La primera noticia documental que hemos
encontrado sobre Cabanillas es muy posterior:
se halla en un documento del 6 de Marzo de
1432, por el cual el Rey de Castilla Juan II dona
a Don Iñigo López de Mendoza un grupo de
aldeas que habían sido de la villa y tierra de
Guadalajara, en pago de sus servicios como
frontero y capitán en la guerra contra los reyes
de
Navarra y
Aragón.
Acerca del nombre de
Cabanillas del Campo poco podemos añadir a lo que en las
Relaciones topográficas se explica y que no ha podido ser demostrado: el nombre podría
hacer referencia a unas cabañas que los judíos de Guadalajara tenían en este lugar,
donde celebraban su
fiesta. No obstante, es muy probable que la palabra Cabanillas
signifique cabañas, pues desde la Edad Media se utilizaba la palabra "cabañuelas" para
referirse a
casas toscas de pastores, que dieron origen a núcleos de población en
diferentes zonas de
España.
El adjetivo " del campo " es escrito por primera vez en un documento de 1361, y, al
parecer, indicaba la localización de Cabanillas en el campo de Guadalajara.
En su término estuvo enclavado el pequeño lugar de Benalaque, cercano al
río Henares,
y a la orilla del antiquísimo
camino real de Alcalá a Guadalajara. Perteneció dicho lugar
a don Pedro Hurtado de Mendoza, hijo del primer marqués de Santillana, y adelantado
de Cazorla, quién fundó en él un
convento de frailes dominicos en 1502, que más tarde,
a mediados del siglo XVI, se trasladó a la ciudad de Guadalajara, dejando el lugar
despoblado.
Actualmente se encuentra en el término de Cabanillas otro de los lugares de la antigua
Tierra de Guadalajara:
Valbueno. Esta aldea, se convirtió en Villa tras la
compra que de
ella hizo, en el primer cuarto del siglo XVIII, don Tomás de Yrriberri, caballero de la orden
de Santiago, quien tomó el nombre de marqués de Valbueno.
Posteriormente, el 23 de Marzo de 1873 sus vecinos votaron por mayoría la
incorporación a la Villa de Cabanillas del Campo, siendo aprobado definitivamente al
acuerdo por la Comisión Provincial, el 5 de Julio de ese mismo año.
La evolución de Cabanillas sigue los mismos pasos que la de otros muchos
pueblos
castellanos, destacando en su
historia la compra de la jurisdicción de la villa, en 1627,
al rey Felipe IV, y la construcción de su
Iglesia parroquial, dedicada a la Cátedra de
San
Pedro, siendo el
edificio más singular de la villa. Construida sobre una iglesia anterior,
se comenzó su construcción a finales del siglo XVI, finalizando en el XVII. En 1676 fue
necesaria una remodelación que transformó el edificio tal como lo conocemos hoy. En
1994 se procedió a una reparación general (
tejados, cubiertas,
torre y
capitel).
Su historia se encuentra recogida en el libro Cabanillas del Campo: el devenir de una villa
castellana de los siglos XVI al XVIII, escrito por el historiador Ángel Mejía Asensio, donde
describe la geografía, sociedad y economía, a sí como la organización municipal de esta
villa, dedicando un capítulo aparte a la Iglesia de San Pedro.
A continuación se hace un pequeño resumen de dicho libro, que por otra parte, puede
ser adquirido o prestado en la
Biblioteca Municipal.
Contaba Cabanillas con dos
plazas: La Plaza de Arriba o Plaza Mayor y la Plaza de
Abajo.
En la de Arriba estaban situadas la Iglesia y la
Casa Consistorial. En la de Abajo se
encontraba la pescadería, la
fragua, la taberna, el
molino aceitero y una
fuente.
Disponía de 6
ermitas en su término:
San Roque, San Esteban,
Santa Ana, San Sebastián, De la Soledad y
Cristo
de Benalaque.
Sólo la
Ermita de la Soledad ha llegado hasta nuestros días.
Ermita de la Soledad
La ermita Cristo de Benalaque tuvo su máximo apogeo sobre 1502, con los frailes de
Santo
Domingo y su convento. Hubo un fraile en 1520 llamado Fray Bartolomé Miranda y
Carranza que llegó a ser Arzobispo de
Toledo de 1558 a 1576, y que posteriormente fue
procesado por la Inquisición.
(Sacado de la página web del
pueblo www.aytocabanillasdelcampo.com)