Casona típica en la
plaza de la Constitución, ladrillo y forja.
La población fue conquistada a los moros, según leyendas, por los caballeros de Sepúlveda, que le dieron el Fuero de aquella tierra como guía social. El hecho real es que por donación del rey castellano pasó a los dominios de los arzobispos de
Toledo, y ya en 1127 estaba en esta situación, pues el Papa Honorio confirmó al arzobispo Raimundo esta donación, junto con otras cercanas que el rey le había hecho. En esta forma, estuvo varios siglos, bajo la dependencia directa de la villa de Talamanca, de la que recibió apellido.