Así eran los
pueblos de Castilla en la dura postguerra. Sí; ese tiempo de silencio, resignación y trabajos. Casi se cuela en la
foto una
casa que construía con ilusión el abuelo de Alicia; y su padre. Aparece pequeñita y humilde en el
camino que baja al
lavadero; ya nadie vive en ella, pero hubo un tiempo en el que sus dos
balcones lucían los geranios en
verano y la alegría de sus moradores todo el año. Allí habitó la belleza, esa cosa tan deseable y efímera. Ahora, por el camino que sube al cerro
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