EL CEMENTERIO NUEVO DE LA VEREDA
Hasta la construcción del Pantano de El Vado, el único cementerio existente en el Concejo de El Vado, La Vereda y Matallana, era el situado junto a la iglesia de Santa María de El Vado. Dicho cementerio todavía se puede contemplar salvado de las aguas al igual que las bellas ruinas del Santuario loado por el Arcipreste de Hita. Durante generaciones, este cementerio ha sido el destino final de los vecinos de estos pueblos. Ante la posible anegación del mismo se construyen en los años 50 del pasado siglo dos cementerios nuevos, el de La Vereda y el de Matallana. El primero se halla junto a la calle de Oriente, antes de llegar a la Cuesta de El Moral. Está situado al lado del encinar de El Piazo, por debajo de la pista forestal antes de llegar al pueblo.
únicamente subsisten sus paredes de pizarra, ya que efectuados los primeros enterramientos, su cuidado se paralizó apenas 20 años después, con la obligada expropiación. La primera persona que se enterró en este lugar fue Petra Mínguez Jiménez.
Hasta la construcción del Pantano de El Vado, el único cementerio existente en el Concejo de El Vado, La Vereda y Matallana, era el situado junto a la iglesia de Santa María de El Vado. Dicho cementerio todavía se puede contemplar salvado de las aguas al igual que las bellas ruinas del Santuario loado por el Arcipreste de Hita. Durante generaciones, este cementerio ha sido el destino final de los vecinos de estos pueblos. Ante la posible anegación del mismo se construyen en los años 50 del pasado siglo dos cementerios nuevos, el de La Vereda y el de Matallana. El primero se halla junto a la calle de Oriente, antes de llegar a la Cuesta de El Moral. Está situado al lado del encinar de El Piazo, por debajo de la pista forestal antes de llegar al pueblo.
únicamente subsisten sus paredes de pizarra, ya que efectuados los primeros enterramientos, su cuidado se paralizó apenas 20 años después, con la obligada expropiación. La primera persona que se enterró en este lugar fue Petra Mínguez Jiménez.