No se tienen noticias documentadas sobre el origen de
Lebrancón, aunque se podría aventurar que su fundación se llevaría allá por el siglo XII, después de la reconquista del territorio por el rey Alfonso I de
Aragón el Batallador que lo entregaría al Conde Don Manrique de Lara y convertido parte del Señorío independiente, dotándole del Fuero propio lo cual favoreció por la llegada de nuevos habitantes para su repoblación.
El nomenclátor de los
pueblos de la diócesis de Sigüenza del año 1886 dice de Lebrancón " Está situado parte en llano y parte en cuesta, en una solana con
exposición al S. gozando de clima sano, pero frío. Tiene unos 80 vecinos,
casa rectoral, y una
iglesia parroquial de primer ascenso, dedicada a la Asunción de Ntra. Sra. que fue antiguamente matriz de la de
Cuevas Labradas. Fuera de la población, está la
fuente, que surte de las necesidades del vecindario, y el término confina con los de Cuevas Labras,
Cuevas Minadas,
Torete,
Escalera,
Fuembellida y Zaorejas, dentro de cuya circunferencia se encuentran las
ermitas de Ntra. Sra. de la Soledad y
San Roque, varios
manantiales de finas
aguas, y una hermosa
huerta de regadío, propiedad del curato. El terreno, fertilizado en parte por un arroyuelo, participa de montuoso y llano, con algunas hondonadas de buena calidad; comprende un prado llamado los arroyuelos, y varios
huertos, regados por el expresado riachuelo, que sirve además para mover un
molino harinero. En todas direcciones, se encuentran frondosos bosques de
pinos, sabinas y otras matas aromáticas, que no hace muchos años eran la mansión terrible de infinidad de animales dañinos, de garduñas, jabalíes corzos y venado como igualmente ha sucedido en todos los pueblos que constituyen la
sierra de Molina. Lebrancón celebra su
fiesta anual al Santísimo
Corpus Christi, y al centro de Conferencias de Torete, con Cuevas Labradas, Cuevas Minadas y
Torremocha del Pinar. Las producciones son la generales de
agricultura,
hortalizas y algún
árbol frutal: su industria, la agrícola, corte de maderas y carboneo, y su
comercio la exportación de
frutos sobrantes a los
mercados y
feria de Molina, de donde se surten de todo lo que les falta. Esto es una
comunión a todos los pueblos limítrofes. "
Durante la Guerra de Independencia, y tras la toma de Molina por los franceses, las religiosas Ursulinas abandonaron la ciudad y se refugiaron en Lebrancón, donde permanecieron durante tres años, ayudando entre otros menesteres a la enseñanza. Una vez restablecida la normalidad volvieron nuevamente a su residencia en Molina.
Lebrancón fue desde sus orígenes lugar de realengo, y como tal, sus representantes participaban en las Juntas Generales de la Comunidad de Tierra de Molina, ocupando el noveno asiento del banco correspondiente a lª Sexma del Sabinar, a la que pertenece.
En el siglo XIX se constituyó en municipio con
ayuntamiento propio, permaneciendo en esta situación hasta 1975 que pasó a depender administrativamente de
Corduente.
Su población ha ido evolucionando de forma dispar, pues de 233
habitantes en 1787 a 756 en 1877; debido a la emigración se pasó a 144 habitantes en 1960 y 22 en 2005.