EN EL PUERTO DE MIEDES TODA SU VIDA LE PASO POR EL CEREBRO
Aquella noche del mes de agosto, el calor en el centro de la península era terrorífico, los termómetros durante el día, habían pasado de los cuarenta grados, y el hombre de nuestra historia, se marcho camino de la provincia de Soria, donde le esperaba su familia, y un lugar donde pasar aquellas fechas mucho más fresco, ya que la temperatura era como de ocho grados inferior a Madrid. Lo que nunca pensó, es que aquel viaje le resultaría tan raro, la salida de Madrid fue al anochecer, y la circulación con pocos coches, parecía que era muy fluida, hasta llegar un poco pasada la ciudad de Guadalajara, donde el coche empezó a retemblar con bastantes tirones, y el termómetro del agua parecía ir subiendo a la zona roja, paró su automóvil en un lugar tranquilo de la carretera, y levanto el capo para que se enfriara el radiador y motor, y poder ver con su linterna, si veía algo raro, para tan fatal situación. Todo parecía normal dentro de lo que él estaba viendo, pasado un rato intento poner el coche de nuevo en marcha, y a base de arranque y batería, el motor arranco, eso sí con un sonido un poco extraño, de nuevo empezó a circular y al llegar al pueblo de Hita, el automóvil de nuevo se volvió a parar, y tuvo la suerte de encontrarse con una grúa, que le ayudo a conocer su problema, le quito el termostato del radiador, para que el calor desapareciera, y una vez el coche arrancado, sin pérdida de tiempo, continuó su camino por aquellas carreteras comarcales, donde apenas había circulación nocturna, pasando por Jadraque y sus curvas peligrosas, la velocidad que llevaba era prudente, hasta que paso por la orilla de Atienza, que se desvió por la carretera que conduce al Puerto de Miedes. Sin perder tiempo emprendió la subida del Puerto, mientras el automóvil parecía resentirse del calor que había pasado por el centro de España. La subida parecía ser demasiado dura, el coche retemblaba y parecía que le faltaba fuerza, para tan grande subida, intento poco a poco ir subiendo en aquellas curvas peligrosas, y cuando le faltaban como unos doscientos metros para llegar al ”Alto de la Lastra”, el automóvil empezó a irse hacía detrás, sin poderlo detener, parece que los frenos habían perdido el liquido, y no hacían nada por detener el coche, que al encontrarse los quitamiedos rotos de la pendiente, era camino libre hacia un precipicio terrible, en aquellos momentos de dura soledad, se le represento toda su vida en segundos, mientras el coche seguía descendiendo por las pendientes sin nada que le parase, el hombre de nuestra historia, intento agacharse contra el asiento, mientras el sonido de las piedras contra la chapa, eran terroríficas, aunque hasta la última vuelta, quizá no perdió el conocimiento. Cuando amaneció el día, se encontraba herido y sin fuerza suficiente para salir del coche, que le tenía aprisionado entre asientos y techo, tuvo la suerte que un pastor de el pueblo cercano, se dio cuenta que aquel coche todo abollado, era nuevo en la zona, y pidiendo auxilio a unos agricultores, entre todos le pudieron sacar de su amasijo de chapas, A este hombre que vio como pasaba su vida, en pocos segundos por su mente, y pensó en morir en aquella pendiente tan grande, pero se ve que el destino le dio una segunda oportunidad, y después de pasadas dos horas pudo llegar al destino de su pueblo en Soria, donde después le llevarían al hospital, para que pudieran hacerle un reconocimiento a fondo de sus huesos, con la satisfacción de ver que solo eran rasguños y heridas leves, las que tenía en su cuerpo. Aunque todo parecía a ver terminado bastante bien, su cerebro seguía conectado aquellos momentos a oscuras, donde su coche se marcho por la ladera del Puerto de Miedes, G X Cantalapiedra,
Aquella noche del mes de agosto, el calor en el centro de la península era terrorífico, los termómetros durante el día, habían pasado de los cuarenta grados, y el hombre de nuestra historia, se marcho camino de la provincia de Soria, donde le esperaba su familia, y un lugar donde pasar aquellas fechas mucho más fresco, ya que la temperatura era como de ocho grados inferior a Madrid. Lo que nunca pensó, es que aquel viaje le resultaría tan raro, la salida de Madrid fue al anochecer, y la circulación con pocos coches, parecía que era muy fluida, hasta llegar un poco pasada la ciudad de Guadalajara, donde el coche empezó a retemblar con bastantes tirones, y el termómetro del agua parecía ir subiendo a la zona roja, paró su automóvil en un lugar tranquilo de la carretera, y levanto el capo para que se enfriara el radiador y motor, y poder ver con su linterna, si veía algo raro, para tan fatal situación. Todo parecía normal dentro de lo que él estaba viendo, pasado un rato intento poner el coche de nuevo en marcha, y a base de arranque y batería, el motor arranco, eso sí con un sonido un poco extraño, de nuevo empezó a circular y al llegar al pueblo de Hita, el automóvil de nuevo se volvió a parar, y tuvo la suerte de encontrarse con una grúa, que le ayudo a conocer su problema, le quito el termostato del radiador, para que el calor desapareciera, y una vez el coche arrancado, sin pérdida de tiempo, continuó su camino por aquellas carreteras comarcales, donde apenas había circulación nocturna, pasando por Jadraque y sus curvas peligrosas, la velocidad que llevaba era prudente, hasta que paso por la orilla de Atienza, que se desvió por la carretera que conduce al Puerto de Miedes. Sin perder tiempo emprendió la subida del Puerto, mientras el automóvil parecía resentirse del calor que había pasado por el centro de España. La subida parecía ser demasiado dura, el coche retemblaba y parecía que le faltaba fuerza, para tan grande subida, intento poco a poco ir subiendo en aquellas curvas peligrosas, y cuando le faltaban como unos doscientos metros para llegar al ”Alto de la Lastra”, el automóvil empezó a irse hacía detrás, sin poderlo detener, parece que los frenos habían perdido el liquido, y no hacían nada por detener el coche, que al encontrarse los quitamiedos rotos de la pendiente, era camino libre hacia un precipicio terrible, en aquellos momentos de dura soledad, se le represento toda su vida en segundos, mientras el coche seguía descendiendo por las pendientes sin nada que le parase, el hombre de nuestra historia, intento agacharse contra el asiento, mientras el sonido de las piedras contra la chapa, eran terroríficas, aunque hasta la última vuelta, quizá no perdió el conocimiento. Cuando amaneció el día, se encontraba herido y sin fuerza suficiente para salir del coche, que le tenía aprisionado entre asientos y techo, tuvo la suerte que un pastor de el pueblo cercano, se dio cuenta que aquel coche todo abollado, era nuevo en la zona, y pidiendo auxilio a unos agricultores, entre todos le pudieron sacar de su amasijo de chapas, A este hombre que vio como pasaba su vida, en pocos segundos por su mente, y pensó en morir en aquella pendiente tan grande, pero se ve que el destino le dio una segunda oportunidad, y después de pasadas dos horas pudo llegar al destino de su pueblo en Soria, donde después le llevarían al hospital, para que pudieran hacerle un reconocimiento a fondo de sus huesos, con la satisfacción de ver que solo eran rasguños y heridas leves, las que tenía en su cuerpo. Aunque todo parecía a ver terminado bastante bien, su cerebro seguía conectado aquellos momentos a oscuras, donde su coche se marcho por la ladera del Puerto de Miedes, G X Cantalapiedra,