Mochales duerme entre dos cerros, junto al
río Mesa. Nada delata su activo pasado cuando, a mediados del siglo XIX, había veinte telares de lienzo y contaba con varias canteras de yeso blanco y negro, además de jaspe de todos los
colores.
SITUADO ALA ENTRADA DEL PROFUNDO CAÑÓN DEL RÍO MESA, Mochales es uno de los
pueblos más curiosos de la provincia de
Guadalajara, reconocido por los pueblos vecinos como el más bonito de la comarca más septentrional del antiguo Señorío de Molina. Las
casas más nobles se encuentran en la parte baja del
pueblo y a medida que se asciende por las escarpadas laderas de los cerros, las construcciones se vuelven más humildes. Solo las
calles principales están asfaltadas, la mayoría ascienden entre las enormes
rocas sobre las que se encaraman las humildes casas de
piedra. En uno de los cerros todavía pueden verse los restos de los muros de lo que fue un poderoso
castillo, que vigilaba el
valle y servía de
refugio a los vecinos en caso de ataque enemigo. En esta fortaleza residieron largas temporadas los nobles y, más tarde, los alcaldes del pueblo: D. Pedro Carrillo de Mendoza murió en ella en 1556. Su traza, un cubo de gruesos muros y difícil acceso, es paradigma de los
castillos fronterizos de la comarca de Molina.
En la actualidad, el
edificio más notable de Mochales es su
iglesia parroquial, que preside la
plaza Mayor del pueblo. A un lado de la iglesia hubo, durante muchos años, un enorme olmo que sucumbió a la grafiosis en los años noventa. Algunos caserones típicos de la
arquitectura de Molina cierran la plaza. (Créditos a la Revista "Solana")