MOCHALES
UN RECORRIDO POR 57 PARIDERAS Y 38 CORRALES
UN POBLADO HISTÓRICO DE CORRALES Y PARIDERAS EN LOS CAMPOS.
Al llegar al pueblo de Mochales como ocurre en otros pueblos de la comarca, son tan familiares sus calles y plazas que al pasar los días de vacaciones los que tienen que regresar a sus ciudades sienten cierta nostalgia de no haber podido respirar el aire puro de la montaña o haber paseado por el cañón del río Mesa.
Una de las maravillas históricas que este año hemos podido visitar a lo largo del recorrido de barrancos, cuestas y caminos pedregosos son las 57 parideras y 38 corrales, que sirvieron hasta el siglo pasado como rediles de aquellos ganados que daban vida a un pueblo, en pequeños rebaños cuidados cariñosamente por el abuelo, el padre o el hijo que con pocos años, sin a penas poder aguantar el zurrón y el cayado, abandonaba el colegio y se iba a guardar el ganado. Los hijos de esta generación han alcanzado otras metas y han seguido el curso de la vida marcado por otos nuevos horizontes. Siempre hemos oído, que el sacrificio de los padres es para el bien de los hijos.
Hoy, un día cualquiera de los que bajo el sol cada mañana despierta, sentimos el deseo de ir a la montaña. Por aquellos senderos del Pago de Arriba y del de Abajo. Unos senderos que fueron marcados y "se hizo camino al andar", sobre aquellas albarcas que endurecían los pies del buen pastor, sin cansancio guiaba sus ganados por las colinas y ribazos, vareando sus chaparrales y aumentar el alimento de aquellas ovejas que esperaban su corderito.
Bordeando hemos encontrado los cinco pairones, siempre en vela como si vigilaran sus horizontes, ¡cuántos descansos para coger fuerzas! abriendo el morral y comer la merienda. Un buen trago de vino para seguir andando el camino, el día avanza y al caer la tarde, en aquellos tiempos de los siglo XVI al XX, los corrales se cerraban y en su interior, de noche en invierno y de día en verano el ganado descansaba, al mismo tiempo que su pastor regresaba a su hogar a compartir las horas con la familia.
El recorrido que nos ha llevado hasta las 57 parideras y 38 corrales hemos tenido que dividirlo en dos tiempos. El descubrir nuevos senderos es volver de nuevo. Es posible que si Vd. lector de Nueva alcarria, es amante de la naturaleza, se anticipe a nuestra próxima visita, nuestra guía le servirá para hallarse más próximo antes estos lugares que los vientos han ido transformando y conservando su construcción que piedra sobre piedra, nos transforma el lugar en un auténtico "pueblo romano".
Nuestro punto de partida se hace desde el Salobre, junto al pairón de San Pascual y del depósito de agua, toma que llega hasta el pueblo de Villel. A la izquierda está la famosa cueva del tío José, "donde hoy Herminio, su hijo, la ha reformado". en frene divisamos las primera parideras y se conservan en buen estado, que corresponden a Jesús y Asunción. El tío Mariano tiene en el mismo lugar una paridera derrumbada, conservándose la mas pequeña.
Contemplamos la central eléctrica totalmente abandonada. En su tiempo, hasta mediados del siglo XX estuvo en plena producción. Y en las mismas circunstancias se encuentra el molino de yeso, que tanto trabajo dio al pueblo. Cursamos el puente y seguimos la carretera que nos lleva a Iruecha. A la derecha podemos contemplar la paridera del tío Basilio, que pertenecía a la huerta de la Regolla. Seguimos unos pasos y llegamos a la Ol-llería y quedamos admirados por el famoso corral del tío Chato. Una paridera derrumbada del tío Genaro y junto a esta misma la del tío Lorenzo. En muy buen estado se conserva la del tío Isidro.
Han pasado 10 minutos y ya estamos tomando nota de los datos que nos sirven para esta crónica. Las parideras del tío Mariano del tío Pedro, situadas en plana Solanas o Salobrar. Nos dirigimos al paraje Amo de la Pedriza, a la izquierda vemos el corral de los Tormos y el de la Barizada. son lugares que el guía recomienda portar una buena cámara fotográfica par ilustrar la información. Y a duras penas llegamos a lo más alto, llamado el Puntal del Tuerto. Desde estas alturas podemos contemplar, a la izquierda las parideras de "encima de las Peñas" y los corrales de la Romerosa.
Hemos llegado a la Pedriza "la tierra prometida", un núcleo compuesto por cinco parideras. La vista nos alcanza hasta el lugar de la Cabeza con tres parideras, de la tía Asunción, tío Basilio, tío Rogelio y el corral del tío Julián. En los Casares visitamos los dos corrales del tío Marcos y del tío Sandalio.
Cerca del linde "mojon" de Iruecha, llegamos a La Laguna, y tomanos unas vistas de la paridera de la tía Asunción y del corral del tío Andrés. El camino de regreso que nos lleva a cubrir la primera etapa de este maravilloso recorrido, nos lleva al pueblo. Primero pasamos por el "Escamprolarejo", donde existen unas antiguas ruinas de corrales. Cuando nos acercamos a la Camarona, hacemos otro alto en el camino para sacar unas fotografías de la paridera del tío Joaquín y la del tío Placido. Desde el cerro observamos las ruinas de varias parideras y corrales. Seguimos bajando y nos despedimos del corral Lorrio. Ya en el barranco hacemos la despedida y nos deja con el recuerdo de hace 100 años el pueblo de Mochales para la construcción del actual túnel, que serviría para guiar las aguas. Seguimos el túnel y al salir visitamos la Cueva de los gitanos que está próxima al río.
Para visitar el Pago de Arriba nos aceramos a la ermita de San Pascual. El acompañante amante del Santo Patrón relata la historia, sus rezos y cánticos en su celebración en el mes de Mayo, todo el pueblo se reúne a este lugar, para pasar el día en familia. Se unen a su celebración varios hijos que viven en Madrid, Zaragoza y Barcelona. Y como nos queda aún un buen camino por recorrer, nos alejamos de la ermita, hasta llegar al Orcajo, visitando la paridera del tío Rafael y una doble, la única que hemos visto, que es propiedad del tío Lucas. En esta paridera guarda el ganado Félix Aragonzillo, el único pastor que hay en el pueblo. Subimos hasta llegar al Cstillejo, está la paridera del tío Toribio. En el Ocino se encuentra la del tío Pascual y subiendo al Castillejo la del tío Aniceto. En este lugar podemos contemplar unas importes ruinas de parideras antiguas (siglo VV)
(Nueva Alcarria 18 de octubre 2002, pág. 32 P. Larrad Pérez)
UN RECORRIDO POR 57 PARIDERAS Y 38 CORRALES
UN POBLADO HISTÓRICO DE CORRALES Y PARIDERAS EN LOS CAMPOS.
Al llegar al pueblo de Mochales como ocurre en otros pueblos de la comarca, son tan familiares sus calles y plazas que al pasar los días de vacaciones los que tienen que regresar a sus ciudades sienten cierta nostalgia de no haber podido respirar el aire puro de la montaña o haber paseado por el cañón del río Mesa.
Una de las maravillas históricas que este año hemos podido visitar a lo largo del recorrido de barrancos, cuestas y caminos pedregosos son las 57 parideras y 38 corrales, que sirvieron hasta el siglo pasado como rediles de aquellos ganados que daban vida a un pueblo, en pequeños rebaños cuidados cariñosamente por el abuelo, el padre o el hijo que con pocos años, sin a penas poder aguantar el zurrón y el cayado, abandonaba el colegio y se iba a guardar el ganado. Los hijos de esta generación han alcanzado otras metas y han seguido el curso de la vida marcado por otos nuevos horizontes. Siempre hemos oído, que el sacrificio de los padres es para el bien de los hijos.
Hoy, un día cualquiera de los que bajo el sol cada mañana despierta, sentimos el deseo de ir a la montaña. Por aquellos senderos del Pago de Arriba y del de Abajo. Unos senderos que fueron marcados y "se hizo camino al andar", sobre aquellas albarcas que endurecían los pies del buen pastor, sin cansancio guiaba sus ganados por las colinas y ribazos, vareando sus chaparrales y aumentar el alimento de aquellas ovejas que esperaban su corderito.
Bordeando hemos encontrado los cinco pairones, siempre en vela como si vigilaran sus horizontes, ¡cuántos descansos para coger fuerzas! abriendo el morral y comer la merienda. Un buen trago de vino para seguir andando el camino, el día avanza y al caer la tarde, en aquellos tiempos de los siglo XVI al XX, los corrales se cerraban y en su interior, de noche en invierno y de día en verano el ganado descansaba, al mismo tiempo que su pastor regresaba a su hogar a compartir las horas con la familia.
El recorrido que nos ha llevado hasta las 57 parideras y 38 corrales hemos tenido que dividirlo en dos tiempos. El descubrir nuevos senderos es volver de nuevo. Es posible que si Vd. lector de Nueva alcarria, es amante de la naturaleza, se anticipe a nuestra próxima visita, nuestra guía le servirá para hallarse más próximo antes estos lugares que los vientos han ido transformando y conservando su construcción que piedra sobre piedra, nos transforma el lugar en un auténtico "pueblo romano".
Nuestro punto de partida se hace desde el Salobre, junto al pairón de San Pascual y del depósito de agua, toma que llega hasta el pueblo de Villel. A la izquierda está la famosa cueva del tío José, "donde hoy Herminio, su hijo, la ha reformado". en frene divisamos las primera parideras y se conservan en buen estado, que corresponden a Jesús y Asunción. El tío Mariano tiene en el mismo lugar una paridera derrumbada, conservándose la mas pequeña.
Contemplamos la central eléctrica totalmente abandonada. En su tiempo, hasta mediados del siglo XX estuvo en plena producción. Y en las mismas circunstancias se encuentra el molino de yeso, que tanto trabajo dio al pueblo. Cursamos el puente y seguimos la carretera que nos lleva a Iruecha. A la derecha podemos contemplar la paridera del tío Basilio, que pertenecía a la huerta de la Regolla. Seguimos unos pasos y llegamos a la Ol-llería y quedamos admirados por el famoso corral del tío Chato. Una paridera derrumbada del tío Genaro y junto a esta misma la del tío Lorenzo. En muy buen estado se conserva la del tío Isidro.
Han pasado 10 minutos y ya estamos tomando nota de los datos que nos sirven para esta crónica. Las parideras del tío Mariano del tío Pedro, situadas en plana Solanas o Salobrar. Nos dirigimos al paraje Amo de la Pedriza, a la izquierda vemos el corral de los Tormos y el de la Barizada. son lugares que el guía recomienda portar una buena cámara fotográfica par ilustrar la información. Y a duras penas llegamos a lo más alto, llamado el Puntal del Tuerto. Desde estas alturas podemos contemplar, a la izquierda las parideras de "encima de las Peñas" y los corrales de la Romerosa.
Hemos llegado a la Pedriza "la tierra prometida", un núcleo compuesto por cinco parideras. La vista nos alcanza hasta el lugar de la Cabeza con tres parideras, de la tía Asunción, tío Basilio, tío Rogelio y el corral del tío Julián. En los Casares visitamos los dos corrales del tío Marcos y del tío Sandalio.
Cerca del linde "mojon" de Iruecha, llegamos a La Laguna, y tomanos unas vistas de la paridera de la tía Asunción y del corral del tío Andrés. El camino de regreso que nos lleva a cubrir la primera etapa de este maravilloso recorrido, nos lleva al pueblo. Primero pasamos por el "Escamprolarejo", donde existen unas antiguas ruinas de corrales. Cuando nos acercamos a la Camarona, hacemos otro alto en el camino para sacar unas fotografías de la paridera del tío Joaquín y la del tío Placido. Desde el cerro observamos las ruinas de varias parideras y corrales. Seguimos bajando y nos despedimos del corral Lorrio. Ya en el barranco hacemos la despedida y nos deja con el recuerdo de hace 100 años el pueblo de Mochales para la construcción del actual túnel, que serviría para guiar las aguas. Seguimos el túnel y al salir visitamos la Cueva de los gitanos que está próxima al río.
Para visitar el Pago de Arriba nos aceramos a la ermita de San Pascual. El acompañante amante del Santo Patrón relata la historia, sus rezos y cánticos en su celebración en el mes de Mayo, todo el pueblo se reúne a este lugar, para pasar el día en familia. Se unen a su celebración varios hijos que viven en Madrid, Zaragoza y Barcelona. Y como nos queda aún un buen camino por recorrer, nos alejamos de la ermita, hasta llegar al Orcajo, visitando la paridera del tío Rafael y una doble, la única que hemos visto, que es propiedad del tío Lucas. En esta paridera guarda el ganado Félix Aragonzillo, el único pastor que hay en el pueblo. Subimos hasta llegar al Cstillejo, está la paridera del tío Toribio. En el Ocino se encuentra la del tío Pascual y subiendo al Castillejo la del tío Aniceto. En este lugar podemos contemplar unas importes ruinas de parideras antiguas (siglo VV)
(Nueva Alcarria 18 de octubre 2002, pág. 32 P. Larrad Pérez)