Con treinta y tantos, puedo decir que yo lo he disfrutado vivo. De pequeños jugábamos en su tremenda base y en ocasiones trepábamos por él y nos metíamos dentro ya que como se ve en la foto, en su parte superior había, incluso cuando estaba vivo una abertura en en interior de su tronco y allí nos escondíamos. Recuerdo especialmente un día que los mayores estaban pelando mimbre del que todavía se cultivaba en el pueblo, sentados en sus raíces y nosotros correteando por allí. Es una lástima, todos ... (ver texto completo)