La primera ciudad de Castilla-La Mancha declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco fue
Toledo, en 1986. 10 años más tarde,
Cuenca tuvo el honor en ser la segunda que consiguiera el título de la Unesco.
Este 2020, será
Sigüenza la que opte por el título. Podría ser la tercera que lo consiga, y motivos lo le faltan. La villa conserva su esencia
medieval como si el tiempo se hubiera parado en ella. Dispone de joyas arquitectónicas de diferentes épocas: del
románico, del
gótico y del Renacimiento.
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