Me he llevado una agradabilísima sorpresa al entrar en esta página por pura casualidad y encontrarme con una fotografía de quien fue mi profesor de música (mucho profesor para tan mal alumno) en los años cincuenta del siglo XX. Lo recuerdo, siempre tan bonachón, siempre con las solapas llenas de la ceniza de su eterno "caldo de gallina" y su bigote rubio de tanto soportar el humo.
¡Honor y gloria para este gran maestro de la guitarra!
¡Honor y gloria para este gran maestro de la guitarra!