Vamos a ver: Bonaval tiene dos salidas: o restaurarlo completamente y que vuelva a ser un monasterio (como se hizo en 1956 con el tambien derruido monasterio de Liébana, en Santander), o restaurar la ruina y evitar que se caiga más y dejarla como está, pero reforzada. Lo ridículo es dejarle caerse y a la vez vallarlo para que los visitantes no lo puedan ver bien. Si hubiese estado vallado siempre, no seria tan famoso como es. Vallarlo es un error garrafal. La gente tiene que visitarlo, la gente tiene ... (ver texto completo)