Vamos a ver: Bonaval tiene dos salidas: o restaurarlo completamente y que vuelva a ser un monasterio (como se hizo en 1956 con el tambien derruido monasterio de Liébana, en Santander), o restaurar la ruina y evitar que se caiga más y dejarla como está, pero reforzada. Lo ridículo es dejarle caerse y a la vez vallarlo para que los visitantes no lo puedan ver bien. Si hubiese estado vallado siempre, no seria tan famoso como es. Vallarlo es un error garrafal. La gente tiene que visitarlo, la gente tiene que entrar, pisar el suelo, evitando que crezcan más plantas dentro, evitando que desaparezca el camino, y a la vez, dando fama y turismo a Retiendas. Así que esa valla solo serviría para que el monasterio cayese en el olvido y en la ignorancia de la gente. Menos vallas y más libertad de acceso a los monumentos. Eso, sí, la gente tiene que ser respetuosa y no hacer pintadas ni dejar basuras. Para eso se puede poner un guarda o simplemente limpiarlo cuando sea necesario. Por ciero: mucha tristeza y mucha desolación, pero nadie se acuerda de quienes fueron los culpables de que muchos monasterios estén así: las desamortizaciones del siglo XIX hechas por politicastros masonicos, jacobinos, que odiaban a la Iglesia desde sus logias siniestras. Ellos fueron los culpables de que se perdiesen incalculables obras de arte. En el caso de Bonaval el culpable se llamaba Evaristo Pérez de Castro, bajo cuyo gobierno se desamortizó el monasterio en 1821.