Llevas razón Rebeca.
Somos un grupo de personas que hemos comprado terrenos en la riba por ser un sitio precioso e incluso hemos dormido de acampada en la ladera del castillo.
Es un sitio tranquilo y para nada existe nada de lo que se cuenta.
Mi novio y yo hemos dormido hace años dentro del castillo y al lado del que dicen ser un pasillo chungo y para nada escuchamos tales ruidos.
A veces se oyen ruidos por el viento y el crujir de las maderas pero nada más.
Estamos de acuerdo en que es un sitio especial pero para nada son creíbles esas historietas creadas en los años "70" sabemos muy bien por quiénes.
De hecho, mi padre, nacido en 1928 fue de joven a éste pueblo en numerosas ocasiones y a mí me dijo que en los años "50" o "60" no se oia nada de esto.
Mientras se siga alimentando ésta farsa, seguirá yendo el mismo tipo de gente a destrozar el castillo y a hacer pintadas con graffittis que es una vergüenza.
Si se cobrarara por estar allí, veríamos cómo no iba ni el Tato.
Está bien ir a visitarlo, pero no a destrozarlo.
Luchemos por mantener nuestro patrimonio.
Somos un grupo de personas que hemos comprado terrenos en la riba por ser un sitio precioso e incluso hemos dormido de acampada en la ladera del castillo.
Es un sitio tranquilo y para nada existe nada de lo que se cuenta.
Mi novio y yo hemos dormido hace años dentro del castillo y al lado del que dicen ser un pasillo chungo y para nada escuchamos tales ruidos.
A veces se oyen ruidos por el viento y el crujir de las maderas pero nada más.
Estamos de acuerdo en que es un sitio especial pero para nada son creíbles esas historietas creadas en los años "70" sabemos muy bien por quiénes.
De hecho, mi padre, nacido en 1928 fue de joven a éste pueblo en numerosas ocasiones y a mí me dijo que en los años "50" o "60" no se oia nada de esto.
Mientras se siga alimentando ésta farsa, seguirá yendo el mismo tipo de gente a destrozar el castillo y a hacer pintadas con graffittis que es una vergüenza.
Si se cobrarara por estar allí, veríamos cómo no iba ni el Tato.
Está bien ir a visitarlo, pero no a destrozarlo.
Luchemos por mantener nuestro patrimonio.