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ESTO ES TENER EL CENIZO
Un cazador que no se llamaba Sandalio pero que era igual de embustero compro una parcela de monte que estaba llena de conejos
Día tras día nuestro cazador iba a cazar a su parcela, y fueron tantos los tiros que tiró que no quedo ni un solo conejo en su parcela, y no porque el los matara sino que los espantó todos.
Un día hablando con un amigo de la caza le dice, convencido de que este no iba aceptar:
¿Porque no te vienes un día a cazar conmigo a mi finca? Y en contra de todo pronóstico el amigo aceptó.
Entonces nuestro cazador, compro dos liebres vivas en una casa de repoblación, y al llegar a la finca con una cuerda las ata a una piedra y a unos veinte metros de distancia coge la escopeta y se dispone a matar las liebres para que todo parezca natural. Apunta a las liebres y cual no sería su sorpresa cuando las liebres salieron corriendo.
Con todo el disgusto de su corazón se dispuso a esperar al amigo que venia con los perros.
Cuando el amigo llegó traía dos liebres que habían cogido los perros por el camino.
Y el amigo comentó, lo raro de todo esto es que ambas liebres llevaban una cuerda atada a las patas.
Yusepe
Un cazador que no se llamaba Sandalio pero que era igual de embustero compro una parcela de monte que estaba llena de conejos
Día tras día nuestro cazador iba a cazar a su parcela, y fueron tantos los tiros que tiró que no quedo ni un solo conejo en su parcela, y no porque el los matara sino que los espantó todos.
Un día hablando con un amigo de la caza le dice, convencido de que este no iba aceptar:
¿Porque no te vienes un día a cazar conmigo a mi finca? Y en contra de todo pronóstico el amigo aceptó.
Entonces nuestro cazador, compro dos liebres vivas en una casa de repoblación, y al llegar a la finca con una cuerda las ata a una piedra y a unos veinte metros de distancia coge la escopeta y se dispone a matar las liebres para que todo parezca natural. Apunta a las liebres y cual no sería su sorpresa cuando las liebres salieron corriendo.
Con todo el disgusto de su corazón se dispuso a esperar al amigo que venia con los perros.
Cuando el amigo llegó traía dos liebres que habían cogido los perros por el camino.
Y el amigo comentó, lo raro de todo esto es que ambas liebres llevaban una cuerda atada a las patas.
Yusepe