REFLEXIONES:
No es intención mía, ofender a nadie. Pero desde mi punto de vista hay cosas en las que me veo obligado a discrepar. ¡Que coste que solo es una discrepancia!
La verdad:
Siempre ha sido para mí la esencia de la vida. Si pregunto a alguien por una dirección, un camino, o voy al médico, quiero la verdad. No me gusta que me mientan:
Veamos; Señor por favor, ¿me podría decir don está esta dirección?
Señor por favor, ¿me podría usted indicar el camino para cruzar el río
Doctor por favor, ¿me podría usted decir sin rodeos que coños me pasa?
Si no me dicen la verdad, después y lo más probable, es que me tenga que acordar de toda la familia del que no me dijo la verdad.
Si la dirección por la que pregunto está a la izquierda y me mandan a la derecha vaya gracia, y mas si tienes que andar media hora y vas con el tiempo justo.
Si pregunto por el camino para cruzar el río, este era el camino señor pero ahora el puente está roto y por aquí no se puede pasar.
Si voy al médico, es para que me diga toda la verdad. Si estoy con un cáncer Terminal prefiero que me lo digan antes de seguir con la duda.
Si aprendes a caer, no tendrás problemas para levantarte, y sino seguro que siempre contaras con alguien a tu lado.
Este es mi caso:
Salgo de buena mañana a pasear, después de andar seis kilómetros, piso una piedra y me rompo un tobillo. Allí estaba yo solo, llevaba el móvil pero estaba en un barranco sin cobertura, nadie había a mi lado, por lo que después de dos horas de arrastrarme por el suelo pude llamar para que vinieran a buscarme.
¿Lucharías contra quien a la larga puede ayudarte?
Yo he sido toda mi vida un trabajador, y me he visto obligado a luchar contra aquel que en su momento podía ayudarme y no le daba la gana. Yo siempre he luchado contra la explotación del hombre por el hombre, y en la medida que puedo lo sigo haciendo, independientemente, de que el explotador mañana me ayude, porque es hoy cuando me tiene que ayudar, el mañana está por llegar.
Jueves, 13 de noviembre de 2008
Yusepe
No es intención mía, ofender a nadie. Pero desde mi punto de vista hay cosas en las que me veo obligado a discrepar. ¡Que coste que solo es una discrepancia!
La verdad:
Siempre ha sido para mí la esencia de la vida. Si pregunto a alguien por una dirección, un camino, o voy al médico, quiero la verdad. No me gusta que me mientan:
Veamos; Señor por favor, ¿me podría decir don está esta dirección?
Señor por favor, ¿me podría usted indicar el camino para cruzar el río
Doctor por favor, ¿me podría usted decir sin rodeos que coños me pasa?
Si no me dicen la verdad, después y lo más probable, es que me tenga que acordar de toda la familia del que no me dijo la verdad.
Si la dirección por la que pregunto está a la izquierda y me mandan a la derecha vaya gracia, y mas si tienes que andar media hora y vas con el tiempo justo.
Si pregunto por el camino para cruzar el río, este era el camino señor pero ahora el puente está roto y por aquí no se puede pasar.
Si voy al médico, es para que me diga toda la verdad. Si estoy con un cáncer Terminal prefiero que me lo digan antes de seguir con la duda.
Si aprendes a caer, no tendrás problemas para levantarte, y sino seguro que siempre contaras con alguien a tu lado.
Este es mi caso:
Salgo de buena mañana a pasear, después de andar seis kilómetros, piso una piedra y me rompo un tobillo. Allí estaba yo solo, llevaba el móvil pero estaba en un barranco sin cobertura, nadie había a mi lado, por lo que después de dos horas de arrastrarme por el suelo pude llamar para que vinieran a buscarme.
¿Lucharías contra quien a la larga puede ayudarte?
Yo he sido toda mi vida un trabajador, y me he visto obligado a luchar contra aquel que en su momento podía ayudarme y no le daba la gana. Yo siempre he luchado contra la explotación del hombre por el hombre, y en la medida que puedo lo sigo haciendo, independientemente, de que el explotador mañana me ayude, porque es hoy cuando me tiene que ayudar, el mañana está por llegar.
Jueves, 13 de noviembre de 2008
Yusepe