En esta
iglesia me bautizaron, hice la
comunión y también me casé y no porque no tuviera que esperar más tiempo, como ocurre en
Guadalajara, sino porque
Romanones es mi
pueblo, en él me crié y he pasado los mejores momentos de mi vida. Y por eso, aunque ahora no voy tanto por el pueblo como quisiera, me enorgullece ser de él, al igual que lo han sido mis abuelos y mis padres.
No te dejaremos morir ROMANONES y siempre que pueda acudiré a ti, hasta el último día de mi vida, en el que me quedaré contigo
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