La
ermita data del siglo XVIII. En ella se venera, dentro de un
retablo barroco, el
Santo Rostro de
Cristo. Según cuenta la
tradición, el 29 de agosto de 1689, un blasfemo, preso de la ira y de los celos, dio un golpe de puñal en una de las paredes del llamado "Hospitalillo" de Ntra. Sra. de Gracia, de esta localidad. Al desconcharse el yeso de esta pared, apareció la
Santa Cara de Dios con la
señal del puñal sobre su mejilla izquierda.
En torno a esta milagrosa aparición, se construyó un
altar, una
capilla y más tarde un
santuario, que es el que vemos hoy.