Cuantas chuletas me he comido en la cueva y cuantos recuerdos he dejado alli quien lo ha visto como esta a como estaba. Solía ir a pasear todos los otoños por el rio salado, desde la cueva de los casares a los milagros... Esta próximo otoño no sé si iré... Sólo tengo ganas de llorar desde que os quedasteís ahí, ya no lloro por la maravilla del paisaje, cualquiera que haya andado por ellos no olvidará el olor y la imagen de esos montes aromáticos (tomillos, enebros, robles, arces, jaras, pinos, lavanda, etc, etc.), tampoco el sonido del aire y de los animales; pero lloro por vosotros, AVISISAMOS, SENTIMOS IMPOTENCIA Y LUEGO INDIGNACIóN, si se pudo apagar después (todo pinares) debería haber sido antes, algún día os mandaré fotos en vuestro honor para... La peña el Otero. Para mi padre el mejor sitio del pueblo.