Aún nos asombra la efímera belleza de la rosa que sustenta su permanencia en la multiplicación de sus fugaces ejemplares y en versos tan perennes:
Oh tú mi bella rosa!
¡cómo olvidar tu rico aroma!
por los jardines en los que moras
siempre se cuelan las mariposas.
Blancas, rojas, someras,
defendidas como una bandera,
de amor, de aromas y futuro,
mujer flor, suspiro, rosa mía.
Mas de alguna vez, te regalé una rosa
mujer bella y primorosa, de la suave y bella piel.
En mi sucedieron cosas, con tu mirada hermosa,
que quedaron grabadas, en el camino de mi riel.
Rosas, Mujer y Amor,
tres convinaciones bellas,
que siempre me causan ardor,
principalmente la mejor,... ELLAS.
J. J. C.
Oh tú mi bella rosa!
¡cómo olvidar tu rico aroma!
por los jardines en los que moras
siempre se cuelan las mariposas.
Blancas, rojas, someras,
defendidas como una bandera,
de amor, de aromas y futuro,
mujer flor, suspiro, rosa mía.
Mas de alguna vez, te regalé una rosa
mujer bella y primorosa, de la suave y bella piel.
En mi sucedieron cosas, con tu mirada hermosa,
que quedaron grabadas, en el camino de mi riel.
Rosas, Mujer y Amor,
tres convinaciones bellas,
que siempre me causan ardor,
principalmente la mejor,... ELLAS.
J. J. C.