Destaca sobre su
caserío la
iglesia parroquial, obra arquitectónica ejemplar del estilo
románico rural, levantada a finales del siglo XII, poco después de la definitiva repoblación de la zona. Consta de un amazacotado
edificio con gran
espadaña sobre el muro de poniente, con un par de grandes vanos para las
campanas y un remate de airoso campanil, todo en rojizo sillar construido; a esta espadaña se le añadió posteriormente un cuerpo para ser utilizado de
palomar y hacer las funciones de
torre de iglesia. El
ábside poligonal no ofrece interés. El
alero del templo está sostenido por múltiples
canecillos y modillones tallados. El interior, de una sola nave, modificado en siglos posteriores, no ofrece nada de interés, excepto la primitiva
pila bautismal, también
románica del siglo XII.
Lo más destacable de esta iglesia de
Sauca es su gran atrio porticado, que se abre en los muros del sur y del poniente del templo. Todavía imperfectamente restaurado, muestra este
arco la arcada meridional, en la que se abre en su centro un gran arco de entrada, semicircular, escoltado de columnillas adosadas con sus respectivos
capiteles. A cada lado de este arco de ingreso se abren cinco vanos cobijados por
arcos adovelados semicirculares, que apoyan en columnillas pareadas rematadas en bellos capiteles bien tallados. El cimacio de los capiteles se continúa sobre el muro esquinero del atrio, a modo de imposta, para enlazar con la arcada del ala de poniente, en la que se abren un total de seis vanos, uno de ellos más alto, que servía de ingreso, y los otros sustentados en columnillas también pareadas y capiteles. Aparte del valor arquitectónico que indudablemente tiene este templo, obra muy característica y ejemplar del románico rural de
Guadalajara, son de destacar al visitante y aficionado a este estilo la magnifica colección de capiteles de su galería porticada.