Gracias por cuidarme, sé que lo haces desde la lejanía y eso me reconforta. Huelo tu ropa una y otra vez para estar más cerca de ti. Tengo muchísimas ganas de hablar contigo, y yo tampoco quiero verte como el domingo, nervioso y supongo que un poco triste. Me hielas el alma, pero tengo que seguir adelante.
Tu mariposa.
Tu mariposa.