Junto a la
laguna de
Somolinos se alza este imponente caserón, construido en 1550 como
fábrica de papel. Durante siglos, las
aguas del Bornova, a su salida de la laguna, han proporcionado energía.
Primero, moviendo los martinetes que trituraban los trapos para la elaboración del papel, después, girando el rodete de un
molino harinero.
Ya en el siglo XIX impulsando martillos y fuelles en la ferrería de
Santa Teresa de Somolinos, fundada por el Conde de Polentinos.
En 1910 se instaló una turbina
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