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Nochebuena 2005
Fieles un año más a la tradición ancestral de hacer la luz en la noche más larga del año, los habitantes de los gélidos y remotos páramos del noreste alcarreño (homo reumáticus sotodosiensis) han prendido, en los extramuros del asentamiento, la hoguera ritual en torno a la cual celebran el solsticio de invierno.
Desde ahora, las noches serán cada vez más cortas aunque, de momento, no por ello menos frías.
Un año más el rito del fuego se ha acompañado de la “danza del asado”, consistente en dar vueltas sobre uno mismo para ir calentándose ora por delante, ora por detrás, mientras se caldea adecuadamente el interior de la anatomía con la inmoderada ingesta de los brebajes locales, selectos cavas y sidras marca “Día” o “Auchán”.
Tras consumirse la pira ritual (en esta ocasión con gran rapidez, dado lo seco del combustible, su adecuada colocación y su parca cuantía), todos los asistentes volvieron a intramuros en romería, a continuar la noche con el cántico ritual de “pon una ronda, que esta es mía”.
Se volverá a celebrar el ritual en el próximo solsticio de invierno, aunque conviene recordar que el “homo reumáticus sotodosiensis” aprovechará cualquier ocasión propicia para celebrar ritos semejantes, en torno a las ascuas (siempre para honrar a San Chopanza, patrón protector de los comedores de carnazas a la parrilla): la próxima prevista será coincidiendo, más o menos, con el equinoccio de primavera (la también llamada Semana Santa, en la tradición judeocristiana).
Se han enviado testimonios gráficos del ritual ígneo. O sea, fotos.
Feliz Año Nuevo.
Fieles un año más a la tradición ancestral de hacer la luz en la noche más larga del año, los habitantes de los gélidos y remotos páramos del noreste alcarreño (homo reumáticus sotodosiensis) han prendido, en los extramuros del asentamiento, la hoguera ritual en torno a la cual celebran el solsticio de invierno.
Desde ahora, las noches serán cada vez más cortas aunque, de momento, no por ello menos frías.
Un año más el rito del fuego se ha acompañado de la “danza del asado”, consistente en dar vueltas sobre uno mismo para ir calentándose ora por delante, ora por detrás, mientras se caldea adecuadamente el interior de la anatomía con la inmoderada ingesta de los brebajes locales, selectos cavas y sidras marca “Día” o “Auchán”.
Tras consumirse la pira ritual (en esta ocasión con gran rapidez, dado lo seco del combustible, su adecuada colocación y su parca cuantía), todos los asistentes volvieron a intramuros en romería, a continuar la noche con el cántico ritual de “pon una ronda, que esta es mía”.
Se volverá a celebrar el ritual en el próximo solsticio de invierno, aunque conviene recordar que el “homo reumáticus sotodosiensis” aprovechará cualquier ocasión propicia para celebrar ritos semejantes, en torno a las ascuas (siempre para honrar a San Chopanza, patrón protector de los comedores de carnazas a la parrilla): la próxima prevista será coincidiendo, más o menos, con el equinoccio de primavera (la también llamada Semana Santa, en la tradición judeocristiana).
Se han enviado testimonios gráficos del ritual ígneo. O sea, fotos.
Feliz Año Nuevo.