Hoy me ha impresionado mucho esta foto. Que tenía que ver con los sentimientos de mi abuelo que dejó al partir. Mi abuela siempre le consideraba cercano. Mi abuelo estaba en cada pajarillo que se posaba en su terraza, donde ella siempre depositaba migas de pan. Pues sabía que quizás él, su esposo arrebatado, iría allí a hacerle compañía. Ella siempre nos decía que los pajarillos eran criaturas de Dios, porque así se lo decía siempre su santo esposo. Ella ya solo tuvo ojos para contemplar el cielo, del color azul de sus ojos, poblado de seres libres y majestuosos. Y los pájaros ensuciaban la terraza pero cada día ella la limpiaba porque los pájaros y nosotros sus nietos le hicimos siempre mucha compañía. Y los buenos partidos del Rayo Vallecano, también, pues las ventanas del piso de mi abuela daban al Campo del Rayo en Madrid.
Su casa siempre fue reunión de primos y de los nietos y nietas de mi abuela Francisca Utrilla Mellado.
Allí, en el salón de su casa, siempre estaba mi abuelo. Su retrato nos decía que se trataba de un ser muy dulce y especial que siempre nos cuidaba desde el cielo. Y es que mi abuelo fue un ser muy especial pero al que España nunca le supo agradecer su valía y su bondad de la que nos hablaba con su mirada celeste y angelical.
Nunca te olvidaremos abuelo y formas parte de nosotros siempre.
Su casa siempre fue reunión de primos y de los nietos y nietas de mi abuela Francisca Utrilla Mellado.
Allí, en el salón de su casa, siempre estaba mi abuelo. Su retrato nos decía que se trataba de un ser muy dulce y especial que siempre nos cuidaba desde el cielo. Y es que mi abuelo fue un ser muy especial pero al que España nunca le supo agradecer su valía y su bondad de la que nos hablaba con su mirada celeste y angelical.
Nunca te olvidaremos abuelo y formas parte de nosotros siempre.