Me gusta mi pueblo. El problema es la nostalgia que siento por las personas que ya no están. Las añoro mucho. Fui muy feliz en mi infancia corriendo por sus calles. Jugando, en los dias frios de invierno con la nieve. En el verano yendo a merndar a las distintas fuentes que ya casi ni existen. Actualmente, disfrutando de los paseos por el pinar. La Fuente de la Pinilla supone para mi un remanso de paz, Sentada en sus mesas de piedra y oteando el horizonte me parece estar en un paraiso. Con ese verdor ... (ver texto completo)