Sí, Sí, es cierto. Pero es que o eramos muy pequeños, o el agujero se ha cerrao mucho...
Que de recuerdos me trae el olmo de mi infancia,cuando dentro de su tronco jugabamos y trepabamos a las ramas. Me parece que ahora no me entraria ni una pierna ni que decir del resto del cuerpo.