TRAID: Y me acerqué. Me venía de paso. Venía de Taravilla...

Y me acerqué. Me venía de paso. Venía de Taravilla y Peralejos creo. No es que no fuera un poco escéptico, es que podía mas la curiosidad que todo el mundo sabe que mató al gato. Traid en el 85, la siguiente semana a la de Pascua era un desierto: no vimos un alma. ¿Los gatos tienen alma? Bueno, entonces si vimos una. La especialidad del lugar, la que se supone era la que atraía a la pintoresca y cosmopolita fauna gastronómica del mundo mundial era "el cabritillo a la teja". (Solo admite el diminutivo).Yo por entonces no sabía que en Traíd se diera tan bien el cabritillo. ¡Y qué cabritillo!