Monumentos: Más que hablar de los monumentos existentes en
Valdearenas, habría que hablar de los monumentos que ya no existen. La estulticia, la avaricia o la pereza de propios y extraños han hecho desaparecer casi todos los más representativos de la localidad. La
picota instalada delante de las
casas consistoriales en 1630 tras recibir de Felipe III privilegio de villazgo desapareció hace tiempo. Incluso en 1752 la propia
Casa del Concejo se encontraban en
ruinas, lo que obligaba a reunirse al mismo en la
posada de la localidad.
La
iglesia parroquial católica de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XIII pero reformada en profundidad en los siglos XVI y XVII, se encontraba bastante deteriorada a mediados del siglo XX, y en la década de los años 60 el obispado de Sigüenza ordenó su restauración. Pero ante los fallos de sustentación del
edificio la dirección técnica recomendó que fuese desmontada su
fábrica y luego reconstruida. Se hizo lo primero pero lo segundo nunca llegó a ocurrir, alegándose en su momento falta de financiación. Sus bienes muebles se dispersaron y desapareció, entre otros elementos constructivos, el artesonado mudéjar que la cubría. En la actualidad (2007) aún se pueden localizar en el solar de la iglesia restos de cornisas, claves de techumbres góticas,
arcos torales, laudas sepulcrales, etc.
Se desconoce la fecha exacta de fundación y su promotor, pero se trataba de una construcción propia del momento de expansión del que disfrutó la villa de
Hita en el primer siglo después de la conquista castellana.
Se trataba de una iglesia columnaria con planta de
salón. Según algunos autores, la fábrica del edificio era de sillería y mampostería caliza, siendo su
fachada meridional la más antigua,
románica del siglo XIII, en la que se abría la archivolta del ingreso, constituida por tres arcos lisos, en degradación, sobre ancha imposta corrida que simulaba
capiteles de inexistentes
columnas, pues las jambas eran apilastradas; otra pilastra a cada lado remontaba la
puerta para formar un arrabá gracias a horizontal cornisa dispuesta en dentellones. El resto del edificio correspondía a la reforma que a partir de 1580, realizó el maestro de cantería Juan de Bocerráiz en estilo plateresco tardío y mudéjar, aunque restos que se encuentran “in situ” de estilo
gótico parecen sujerir que tras la reforma se conservaron partes de la antigua fábrica. Contaba con tres naves, siendo su presbiterio y
ábside poligonal. Grandes columnas toscanas separaban las naves y sostenían el gran artesonado de estilo renacentista mudéjar que cubría el edificio, calificado, según un tratadista del primer tercio del siglo XX,[8] de interesante […] de gusto mudéjar y labores geométricas excesivas. Este autor también destacaba, entre los objetos de orfebrería de la iglesia, un cáliz renacentista muy bueno por su exornación e imaginería y una
cruz de principios del siglo XVI con labores ojivales y platerescas.
Además de las ruinas de su iglesia, Valdearenas posee una
fuente del siglo XVIII, constituida por un depósito cuasiesférico de metal sobre un pedestal de
piedra, y con cuatro salideros que vierten a un tazón de piedra tallado y ranurado, a la cual una desacertada restauración le ha privado de gran parte del encanto que tenía.
Se conserva asimismo, en el núcleo urbano, la casona solariega de los Morterero, una construcción sencilla del siglo XVIII, y que ostenta en su fachada un
escudo de mármol blanco con las armas de esta
familia.
Existió un hopital para toda clase de pobres a lo largo de los siglos XVI al XIX, instituido por Antón Pérez Navarro, Arcediano de
la Palma y párroco de Valdearenas. Hoy en día no hay trazas del mismo.
Según
tradición que pervive en la localidad, en el término de Valdearenas existió un
Monasterio titulado de
San Francisco, cuyas monjas claustrales pasaron al
convento de
Santa Clara de la ciudad de
Guadalajara. Tradicionalmente ubicado en el pago llamado de Teina, en la
carretera de Hita, y aún existiendo restos, la ausencia de pruebas documentales la dan por leyenda[9]. Pero la respuesta que recoge las “Relaciones Topográficas de Felipe II” (1580) a la pregunta 31 (
Edificios señalados que en el
pueblo hubiere, y los rastros de edificios antiguos de su comarca, epitaphios,
letreros y antiguayas de que hubiere noticia), es la siguiente: “ … y asimismo hay un monesterio arruinado que fue monesterio de San Francisco de monjas claustrales, las quales se pasaron á Santa Clara de la ciudad de Guadalajara, y ahora está sin población, y sólo hay una
ermita de San Benito a donde se va en
procesión algunos días del año, y está cerca del dicho pueblo, la qual dicha ermita y sitio tiene por nombre Teina”. De este texto podemos extraer dos conclusiones: si es leyenda, es una leyenda muy antigua y firmemente creída desde el siglo XVI; y segundo, que ermita y ruinas de monasterio son cosas distintas, por lo que habría que buscar su ubicación en otro paraje.