El otro día pasé por estos parajes y hice una parada en el
camino para ver a las gentes de este
pueblo. Hacía frio, bastante frio para estas épocas y vi como desde las
casas salía humo, un humo con olor a chuletas crujientes que se estaban asando las buenas gentes. Salió un Buen Hombre "RAúL
PALOMAR" que me ofreció sentarme a su mesa y comí la mejor
comida que nunca pude imaginar, además de un buen vino realizado por él. Me contó historias y historias,... Y ahora cada vez que pase por este pueblo
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