Si estas laderas de tierras rojizas, hablaran de los niños de entonces; nos relatarían historias, sencilla y entrañables. Se esta para aquellos niños (los que se fueron y, los que aún quedamos) y los de ahora, pese a que su cómoda infancia, les impida, llegar al fondo de este relato. era mi intención de haber enviado algunos de mis relatos a la revista, pero mi fugaz viaje, no me ha permitido, que el deseo de hablar con la responsable, o encargada de la elaboración de la misma. Creo que su nombre es Sonia. Ante de la paella hilvané algunos recuerdos, con el ánimo de que fuera para la revista: opto por esta historia, sencilla, que como es natural, leerán muy pocos de mi edad, pero hijos y nietos de los niños de entonces, podrán tener acceso.
"En el pasillo de la vida, se camina o se rueda de diferentes maneras: La espera en el "anden" puede ser larga o corta, pero a fin de cuentas, agarramos el tren que creemos mas conveniente, y el el, a fin de viaje, nuestros descendientes, han logrado un... mas cómodo viaje.
Este es "cuento" de cualquiera de aquellos muchachos, niños, compañeros de viaje... desde el sudor del surco o la óz, hasta el de las fábricas.
Aquella tarde, azada al hombro. trepó la ladera de "las Peñas" sorteando, marañas y romeros de la irregular senda. Las sombras ya habían cubierto "el Valecillo" y trepaban en su avance silencioso por las laderas. Ya en lo alto, el muchacho. al igual que otras veces, puso su mirada en el Sol, mas grande y rojizo, que se estaba acostando por el horizonte. este muchacho, entonces, se empeñaba en oír voces tras de cada puesta de sol; en las que se decía oír una llamada. Un día se lo confeso a la abuela. La abuela ere de aquellas abuelas de entonces, no sabía leer pero llena de gran sabiduría.
! Voy a "decilte" abuela. que un día "cojo el portante" y... No digas nada
-Me "paice" que aún eres muy pequeño para eso, pero bueno es, que mires a lo lejos... Y me contó algo, que no entendí, Dijo. "el que no mita "pa'alante..."
Allí estaba ella, limpiando unas vainas de judías verdes, sentada en su posón de esparto, que sin duda había sido elaborado por mi padre y su plaíta de esparto sin cocer, y, que elaboraba con gran maestría en los largos inviernos.
Y el muchacho, un día, sin decir nada, desapareció.
Solo la abuela lo supo... aquel día: Nada dijo, pero para el muchacho no pasó desapercibido el nerviosismo de la abuela, hurgando las brasas, de las que se escapaban pavesas, que revoloteaban, sobre la ancha y oscura y ancha chimenea.
Hoy sitúo a este muchacho sobre el lugar: comiendo las gachas en el almuerzo, elaboradas con gran esmero por su madre. Hoy· me empeño en imaginarla agachada en la artesa, a masando el pan... Hasta me parece oír la voz del Tió Domigo gritar! A amasar...! Y acompañarla en las mañanas frías, hasta el horno en el arrabal, desde "La Casa del olmo...
Hoy he escuchado aquellas voces, cuando alguien ha gritado:! Ya está la paella!
Los dos Marianos, de mi cuadrilla, han despertado mas recuerdos, el uno con las balas que recogíamos... para dibujar algo en las rocas brillantes de La Calle del Horno. Y Luego mas recuerdos, en el encuentro con mi inseparable compañero de inocentes correrías; Mariano caballero... con en saludo de siempre:! no se ve ni un triste conejéte!..,
! Ya están dando la paella!- Alguien grita de nuevo...
LIBERTAD. ... (ver texto completo)
"En el pasillo de la vida, se camina o se rueda de diferentes maneras: La espera en el "anden" puede ser larga o corta, pero a fin de cuentas, agarramos el tren que creemos mas conveniente, y el el, a fin de viaje, nuestros descendientes, han logrado un... mas cómodo viaje.
Este es "cuento" de cualquiera de aquellos muchachos, niños, compañeros de viaje... desde el sudor del surco o la óz, hasta el de las fábricas.
Aquella tarde, azada al hombro. trepó la ladera de "las Peñas" sorteando, marañas y romeros de la irregular senda. Las sombras ya habían cubierto "el Valecillo" y trepaban en su avance silencioso por las laderas. Ya en lo alto, el muchacho. al igual que otras veces, puso su mirada en el Sol, mas grande y rojizo, que se estaba acostando por el horizonte. este muchacho, entonces, se empeñaba en oír voces tras de cada puesta de sol; en las que se decía oír una llamada. Un día se lo confeso a la abuela. La abuela ere de aquellas abuelas de entonces, no sabía leer pero llena de gran sabiduría.
! Voy a "decilte" abuela. que un día "cojo el portante" y... No digas nada
-Me "paice" que aún eres muy pequeño para eso, pero bueno es, que mires a lo lejos... Y me contó algo, que no entendí, Dijo. "el que no mita "pa'alante..."
Allí estaba ella, limpiando unas vainas de judías verdes, sentada en su posón de esparto, que sin duda había sido elaborado por mi padre y su plaíta de esparto sin cocer, y, que elaboraba con gran maestría en los largos inviernos.
Y el muchacho, un día, sin decir nada, desapareció.
Solo la abuela lo supo... aquel día: Nada dijo, pero para el muchacho no pasó desapercibido el nerviosismo de la abuela, hurgando las brasas, de las que se escapaban pavesas, que revoloteaban, sobre la ancha y oscura y ancha chimenea.
Hoy sitúo a este muchacho sobre el lugar: comiendo las gachas en el almuerzo, elaboradas con gran esmero por su madre. Hoy· me empeño en imaginarla agachada en la artesa, a masando el pan... Hasta me parece oír la voz del Tió Domigo gritar! A amasar...! Y acompañarla en las mañanas frías, hasta el horno en el arrabal, desde "La Casa del olmo...
Hoy he escuchado aquellas voces, cuando alguien ha gritado:! Ya está la paella!
Los dos Marianos, de mi cuadrilla, han despertado mas recuerdos, el uno con las balas que recogíamos... para dibujar algo en las rocas brillantes de La Calle del Horno. Y Luego mas recuerdos, en el encuentro con mi inseparable compañero de inocentes correrías; Mariano caballero... con en saludo de siempre:! no se ve ni un triste conejéte!..,
! Ya están dando la paella!- Alguien grita de nuevo...
LIBERTAD. ... (ver texto completo)