! Hola Victoria! Pues... mira que ayer, no tuve tiempo, apenas, tengo ocupaciones que concierne a los mayores y esto me resta algunas horas. Ni tan siquiera hoy me ha quedado mucho tiempo, que para responder a insolencias, de las que ya tienes conocimiento. Llevo cinco años en estos foros, y es la primera vez, que un "iluminado" de disparates, a su modo insulta, si rebatir nada.
El resto como ves, al fin llega alguien que me conoce, cosa que me alegra, puesto que mi pueblo, -tal vez la ausencia- ha propiciado lo lleve siempre en el corazón.
Por lo tanto, hoy no ha habido, ni relato, ni continuación de la historia...
Si acabo de escribir una poesía, que como hace tiempo. no pego en mi pueblo
la pongo si demora.
Agarrado a su cintura,
ya mi amor se asomaba
cual primavera florida
en los colores de albas.
de su cuerpo, -su tersura-
un jardín imaginaba...
flores: flores escondidas
tras los pliegues de su falda.
Madrugadoras caricias,
tiernas, y muy largas:
rogué a aquella criatura
que me abriera su ventana.
Y la tarde, que caía
su hermosura cantaba.
Y el Sol que se escondía.
Y aves que gojeaban.
Y sirenas emergían
cantando sobre las aguas.
Y cantaban melodías
en la tarde que acababa.
Y nos besaba la espuma
mientra que yo la besaba...
Y ella desnuda, desnuda
mientras yo me desnudaba.
Y porque cuerpos desnudos
en su desnudez buscaban...
porque vencida y vencido,
de tanta ternura, tanta;
llegamos a lo infinito
aquella noche en la playa,
tras un ocaso florido
mientras la Luna miraba.
J. M. (libertad)
El resto como ves, al fin llega alguien que me conoce, cosa que me alegra, puesto que mi pueblo, -tal vez la ausencia- ha propiciado lo lleve siempre en el corazón.
Por lo tanto, hoy no ha habido, ni relato, ni continuación de la historia...
Si acabo de escribir una poesía, que como hace tiempo. no pego en mi pueblo
la pongo si demora.
Agarrado a su cintura,
ya mi amor se asomaba
cual primavera florida
en los colores de albas.
de su cuerpo, -su tersura-
un jardín imaginaba...
flores: flores escondidas
tras los pliegues de su falda.
Madrugadoras caricias,
tiernas, y muy largas:
rogué a aquella criatura
que me abriera su ventana.
Y la tarde, que caía
su hermosura cantaba.
Y el Sol que se escondía.
Y aves que gojeaban.
Y sirenas emergían
cantando sobre las aguas.
Y cantaban melodías
en la tarde que acababa.
Y nos besaba la espuma
mientra que yo la besaba...
Y ella desnuda, desnuda
mientras yo me desnudaba.
Y porque cuerpos desnudos
en su desnudez buscaban...
porque vencida y vencido,
de tanta ternura, tanta;
llegamos a lo infinito
aquella noche en la playa,
tras un ocaso florido
mientras la Luna miraba.
J. M. (libertad)