Hola, Soy Luciano, del Julian, el Pañero, y vivo en el Postigo, donde la Petronila. Pilar me insta a comunicame con vosotros a través de este cacharro, lo he intentado justo el día de tu cumpleaños, y no lo conseguí. Te llamo ahora y tampoco. ¿A caso tienes el movil en el esportillo? Esta vez lo intentamos con este medio a ver si resulta. Felicidades, que lo paseis bien en buena compañía. Que cumplas muchos más, mejor con salud, si bien no tantos como las colgadas "peñas" y el angosto Valecillo.
Llega Lucicio, que también te desea Fecilidades, junto con su hijo, el pequeño y unico Julian Monedero.
Besos. Que lo paseis bien de mi parte también.
Pilar.
Llega Lucicio, que también te desea Fecilidades, junto con su hijo, el pequeño y unico Julian Monedero.
Besos. Que lo paseis bien de mi parte también.
Pilar.
Para todos vosotros, quiero dejaros estos versos de vuestro paisano Juan, y una pregunta.... Jualian Monedero ¿es familia de Juan?, lo digo por lo del apellido
Un abrazo para TODOS desde Puertollano y de esta amiga de Juan
La Tierra, gime, llora.
La tierra esta cansada,
de ver crecer las rosas
que mueren deshojadas.
Emerge del silencio.
la voz. lágrima amarga
Me duele que me duelan
las sombras alargadas
que emergen del silencio
por valles y cañadas.
Me duele hasta el aliento
de ver estatua tanta
de gritos y lamentos,
en las calles y plazas.
Me duele su silencio.
Me duelen sus palabras.
Me duele su lamento...
Me duelen las gargantas
gritando en todo tiempo
inútiles palabras.
Me duelen las mil rosas
que yacen deshojadas.
Me tiemblan, libertades
de siempre maltratadas,
y duelen los cipreses,
velando en su plegaria
el grito de los muertos
en la Tierra arañada.
Me duele hasta el silencio...
cuando el silencio es lágrima.
Me duelen tanto, tanto
las lagrimas enteras
vertidas en los campos,
que me duele hasta la lengua,
por voces apagadas
y lágrimas enteras
Que sueño desde el alma
que la Tierra florezca
J. M. (LIBERTAD)
Un abrazo para TODOS desde Puertollano y de esta amiga de Juan
La Tierra, gime, llora.
La tierra esta cansada,
de ver crecer las rosas
que mueren deshojadas.
Emerge del silencio.
la voz. lágrima amarga
Me duele que me duelan
las sombras alargadas
que emergen del silencio
por valles y cañadas.
Me duele hasta el aliento
de ver estatua tanta
de gritos y lamentos,
en las calles y plazas.
Me duele su silencio.
Me duelen sus palabras.
Me duele su lamento...
Me duelen las gargantas
gritando en todo tiempo
inútiles palabras.
Me duelen las mil rosas
que yacen deshojadas.
Me tiemblan, libertades
de siempre maltratadas,
y duelen los cipreses,
velando en su plegaria
el grito de los muertos
en la Tierra arañada.
Me duele hasta el silencio...
cuando el silencio es lágrima.
Me duelen tanto, tanto
las lagrimas enteras
vertidas en los campos,
que me duele hasta la lengua,
por voces apagadas
y lágrimas enteras
Que sueño desde el alma
que la Tierra florezca
J. M. (LIBERTAD)
! Hola Loli! como te decía hace un rato, esto marcha: muchas cosas se logran con tesón, y otras se pierden por pereza o negligencia) Te decía por telefono que se marchaba y venía la luz, y como sabes, lo que estas escribiendo se pierde. he dejado encendido, pensando en el portátil de Almudena. y cuando he intentado encender, salían multitud cosas raras. He perseverado, siguiendo explicaciones, pero con celebrábamos mis "25 años y pico multiplicados... pues todo el mundo daba su opinión, que con alegría he constatado que yo llevaba razón. Se precisa tener la mente muy despejada, para llegar a meter en la memoria, como tu sabes, todos los "intrigulis" de este cacharro, pero he llegado donde estoy y me basta, con una pequeña ayuda que tu me brindaste un día. Como sabes, tengo curso gratuito si quisiera, pero... digamos que me gusta aprender por mi mismo. Si bien cuando se llega e esta edad, ya nada es igual. ademas, conque me sirva como maquina de escribir, y, poco mas me basta.
Abrazos a mami y para ti igualmente, y, grandes.
Abrazos a mami y para ti igualmente, y, grandes.
Buenos dias amigo Juan, ya veo que todo está arreglado y nuevamente estas entre nosotros y en tu pueblo, espero recuperes todo esto tuyo, que me he permitido copiar, si quieres no tengo problemas en ir imprimiendo todo lo que de ti salga, en cuanto a lo que dices de mi ayuda... ya ves... es minima, pero sabes que puedes contar conmigo, que lo que sepa y pueda enseñarte lo haré
Dices como yo, me gusta aprender por mi misma y asi aprendo, pero tambien cuando algo no se y no soy capaz, me gusta preguntar y que me enseñen, pues nadie nacimos enseñados
Abrazos y feliz dia, para ti y para los amigos revolaos
Dices como yo, me gusta aprender por mi misma y asi aprendo, pero tambien cuando algo no se y no soy capaz, me gusta preguntar y que me enseñen, pues nadie nacimos enseñados
Abrazos y feliz dia, para ti y para los amigos revolaos
! Hola Loli! Entro de nuevo esta mañana, y constato, que ni por parte de mi pueblo, ni nuestros amigos de otros lugares han "pasado" por este lugar; desd los últimos saludos. recibo el tuyo con alegría. Por mi parte, como siempre he preferido el campo a la ciudad (pese a que la vida me ha brindado de todo) y emborronar cuartillas, también ha sido preferente, a visitar tabernas; aquí estoy. Aquí estoy para regresar, a lejanos tiempos, con una historia sencilla mas. Una vez mas, puedes hacer lo que quieras con ella.
CUANDO UN RAMO DE VIOLETAS...
<<< Seguiría, al invierno de nieve, lluvia y viento; un comienzo de primavera, suave; bonacible para los campos, que el día de esta historia verdeaban.
Entre murmullos y silencios, de aquellos campos míos; sucedía cosas sencillas.
No alcanza mi memoria a aclarar, si era el la mañana o en la tarde, que el lunes siguiente a la resurrección, era el único día, que las mozas, y los mozos, hacían voltear las campanas, ni tampoco en que parte del día,, chicos y chicas, degustábamos una suculenta tortilla, junto con el hornazo que no era otra cosa, que, algo parecido al roscó de Reyes, cocido al horno, entonces sito en la calle que lleva su nombre, y el de el arrabal, en el que el "tio" domingo se afanaba en las tareas del pan, todos los días del año. Era costumbre que chicas y chicos, nos desplazáramos, camino del "Val" adelante. hasta mas abajo del lavadero, donde brotaba, agua en gran cantidad.
Tampoco recuerdo, la edad de el muchacho de la historia, si que era tímido, alegre y feliz. Tampoco recuerdo a edad de la muchacha. Si que era muy bonita, alegre, y que ya comenzaba a tener figura de mujer; algo que no pasaba desapercibido, por el protagonista de nuestra historia. Todo un universo de criatura, pensaba el, mientras devoraba la tortilla, junto a sus amigos de correrías, cerca de las chicas pero separados los grupos. Las miradas de ambos se encontraban, si que los otros, sin que ninguno de los dos grupos, se dieran cuenta, de ese saludo, inocente, que tal vez los mayores de aquel tiempo, hubieran considerado pecado. La simpatía entre los dos, venía de mas lejos; creo que nadie lo sabía. y si en aquel momento, los encuentros se distanciaron era porque, cuando se va creciendo, los comportamientos iban siendo diferentes.
Entre bocados a la tortilla y hornazo no faltaría alguna broma, ni un picaro chiste, lo que demostraba que todos ellos ya estaban en la edad de comprender muchas cosas que por aquel tiempo había que aprender por si solos.
Estaba el grupo de chicas, poco mas abajo de una higuera, y los chicos solo a unos metros, hacia donde brotaba el arroyo. El muchacho a cada vez que giraba su cabeza, encontraba, la mirada de ella, inocentemente tierna y acariciadora; pesco el. El viento movía su falda, y no pudo evitar de ver, las piernas de ella, mas arriba de las rodillas, por lo que sentiría una sensación extraña. Se sonrojó, y ella estiraría su falda. El ya no volvió a mirar, se sentía avergonzado, como culpable de algo... sin embargo, se estaba diciendo que querría ser el viento, que está en todas partes, que todo lo acaricia y ve sis ser visto. Y se atrevió a mirar de nuevo, a los ojos de la chiquilla, estos se encontraron en un saludo de ternura.
"Corazón que algún día tendrá dueño": había leído en alguna parte. "Tal vez sea otro"-escribiría un día- "te sueño cuando no estás. Quisiera escuchar a tu lado, y solos, el canto de los pájaros, y recoger para ti las flores mas bellas" escribiría, una noche en su habitación... versos que se escabulleron en los senderos del tiempo. "Ya me dueles en la distancia. Ya me atañan las palabras que no puedo decirte" se estaba diciendo el muchacho mientra arrancaba, maquinalmente brotes de hierba. Elos y ellas, chalaba o reían.
- ¿Me das a probar de tu hornazo?
Era la voz de ella. una voz de primavera en la primavera.
Toma lo que quieras- diría el, que pensaba en ese momento que el mudo tiene cosas sencillas, que ptros no entienden. le pareó en ese momento, mas bello el campo... ella mas bella, y mas amiga que nunca. Y la recordó como, cuando de la mano junto l molino, caminarían un trecho juntos... eso fue años atrás. cuando "aún eran niños" y sus padres les enviaron llenar el botijo de agua el el río.
Aquel día, que se cogían las judías, "Entre carreras". Como si adivinara, lo que estaba pensando, me diría con voz queda:
- Quiero que me lleves a coger las violetas que me prometiste.
Pensó el muchacho, que, tal vez todavía no habían brotado, no obstante, le invitaría a que le siguiera.
-No es lejos. Es un lugar secreto. No se lo cuentes ha nadie- diría el muchacho ya entre las zarzas, mirámdo si alguien les seguía. El caminaba delante:
! Hay!- Ella se había enredado entre las zarzas. El acudió al instante: estaba sentada sobre la hierba y mostraba un gran arañazo, cerca de la rodilla. El sacó su pañuelo, y limpió la herida, con gran delicadeza: se sorprendió a si mismo, y mas aún, el cuidado, el mimo en el empeño, en limpiar aquello como si la herida fuera en su propia pierna. Humedeció el pañuelo de su saliva, y luego lo anudaría un poco avergonzado, porque el pañuelo estaba a rrugado, muestra de que había sido usado.
Ella se dejó hacer. Ella florecía de natural frescura. Ella... El... se sintieron mas unidos que nunca. Ni tan siquiera pesaría el nada de lo prohibidos, mientras limpiaba aquel arañazo, y una de sus manos, se posara, sin darse cuenta... lo cuidaba como algo suyo. sin eso que a los mayores les daba por llamar sucios pensamientos.
-Gracias. Y le diio un beso, mientras, le cogía de la mano y caminando uno al lado del otro, el la sintió feliz como nunca.
- ¿Sabes? hay algunas de mis amigas que opinan eres tímido, otras que eres diferente... Yo se como eres, y estoy muy contenta de tener tu amistad.
Y cogerían un ramo grande de violetas. Y cuando el se entregó. le besaría de nuevo, y, sentiría su abrazo entre el suave olor a violetas.
Tal vez aquella amistad estuvo muy próxima al amor... de su parte. El destino, los daría diferentes caminos. Sin embargo, el recuerdo mantiene hechos en la memoria para siempre.
Muchos años después pasaría por el lugar: olmos caídos. Aves que abían desaparecido. Ni tan siquiera encontraría violetas.
J. M (LIBERTAD)
CUANDO UN RAMO DE VIOLETAS...
<<< Seguiría, al invierno de nieve, lluvia y viento; un comienzo de primavera, suave; bonacible para los campos, que el día de esta historia verdeaban.
Entre murmullos y silencios, de aquellos campos míos; sucedía cosas sencillas.
No alcanza mi memoria a aclarar, si era el la mañana o en la tarde, que el lunes siguiente a la resurrección, era el único día, que las mozas, y los mozos, hacían voltear las campanas, ni tampoco en que parte del día,, chicos y chicas, degustábamos una suculenta tortilla, junto con el hornazo que no era otra cosa, que, algo parecido al roscó de Reyes, cocido al horno, entonces sito en la calle que lleva su nombre, y el de el arrabal, en el que el "tio" domingo se afanaba en las tareas del pan, todos los días del año. Era costumbre que chicas y chicos, nos desplazáramos, camino del "Val" adelante. hasta mas abajo del lavadero, donde brotaba, agua en gran cantidad.
Tampoco recuerdo, la edad de el muchacho de la historia, si que era tímido, alegre y feliz. Tampoco recuerdo a edad de la muchacha. Si que era muy bonita, alegre, y que ya comenzaba a tener figura de mujer; algo que no pasaba desapercibido, por el protagonista de nuestra historia. Todo un universo de criatura, pensaba el, mientras devoraba la tortilla, junto a sus amigos de correrías, cerca de las chicas pero separados los grupos. Las miradas de ambos se encontraban, si que los otros, sin que ninguno de los dos grupos, se dieran cuenta, de ese saludo, inocente, que tal vez los mayores de aquel tiempo, hubieran considerado pecado. La simpatía entre los dos, venía de mas lejos; creo que nadie lo sabía. y si en aquel momento, los encuentros se distanciaron era porque, cuando se va creciendo, los comportamientos iban siendo diferentes.
Entre bocados a la tortilla y hornazo no faltaría alguna broma, ni un picaro chiste, lo que demostraba que todos ellos ya estaban en la edad de comprender muchas cosas que por aquel tiempo había que aprender por si solos.
Estaba el grupo de chicas, poco mas abajo de una higuera, y los chicos solo a unos metros, hacia donde brotaba el arroyo. El muchacho a cada vez que giraba su cabeza, encontraba, la mirada de ella, inocentemente tierna y acariciadora; pesco el. El viento movía su falda, y no pudo evitar de ver, las piernas de ella, mas arriba de las rodillas, por lo que sentiría una sensación extraña. Se sonrojó, y ella estiraría su falda. El ya no volvió a mirar, se sentía avergonzado, como culpable de algo... sin embargo, se estaba diciendo que querría ser el viento, que está en todas partes, que todo lo acaricia y ve sis ser visto. Y se atrevió a mirar de nuevo, a los ojos de la chiquilla, estos se encontraron en un saludo de ternura.
"Corazón que algún día tendrá dueño": había leído en alguna parte. "Tal vez sea otro"-escribiría un día- "te sueño cuando no estás. Quisiera escuchar a tu lado, y solos, el canto de los pájaros, y recoger para ti las flores mas bellas" escribiría, una noche en su habitación... versos que se escabulleron en los senderos del tiempo. "Ya me dueles en la distancia. Ya me atañan las palabras que no puedo decirte" se estaba diciendo el muchacho mientra arrancaba, maquinalmente brotes de hierba. Elos y ellas, chalaba o reían.
- ¿Me das a probar de tu hornazo?
Era la voz de ella. una voz de primavera en la primavera.
Toma lo que quieras- diría el, que pensaba en ese momento que el mudo tiene cosas sencillas, que ptros no entienden. le pareó en ese momento, mas bello el campo... ella mas bella, y mas amiga que nunca. Y la recordó como, cuando de la mano junto l molino, caminarían un trecho juntos... eso fue años atrás. cuando "aún eran niños" y sus padres les enviaron llenar el botijo de agua el el río.
Aquel día, que se cogían las judías, "Entre carreras". Como si adivinara, lo que estaba pensando, me diría con voz queda:
- Quiero que me lleves a coger las violetas que me prometiste.
Pensó el muchacho, que, tal vez todavía no habían brotado, no obstante, le invitaría a que le siguiera.
-No es lejos. Es un lugar secreto. No se lo cuentes ha nadie- diría el muchacho ya entre las zarzas, mirámdo si alguien les seguía. El caminaba delante:
! Hay!- Ella se había enredado entre las zarzas. El acudió al instante: estaba sentada sobre la hierba y mostraba un gran arañazo, cerca de la rodilla. El sacó su pañuelo, y limpió la herida, con gran delicadeza: se sorprendió a si mismo, y mas aún, el cuidado, el mimo en el empeño, en limpiar aquello como si la herida fuera en su propia pierna. Humedeció el pañuelo de su saliva, y luego lo anudaría un poco avergonzado, porque el pañuelo estaba a rrugado, muestra de que había sido usado.
Ella se dejó hacer. Ella florecía de natural frescura. Ella... El... se sintieron mas unidos que nunca. Ni tan siquiera pesaría el nada de lo prohibidos, mientras limpiaba aquel arañazo, y una de sus manos, se posara, sin darse cuenta... lo cuidaba como algo suyo. sin eso que a los mayores les daba por llamar sucios pensamientos.
-Gracias. Y le diio un beso, mientras, le cogía de la mano y caminando uno al lado del otro, el la sintió feliz como nunca.
- ¿Sabes? hay algunas de mis amigas que opinan eres tímido, otras que eres diferente... Yo se como eres, y estoy muy contenta de tener tu amistad.
Y cogerían un ramo grande de violetas. Y cuando el se entregó. le besaría de nuevo, y, sentiría su abrazo entre el suave olor a violetas.
Tal vez aquella amistad estuvo muy próxima al amor... de su parte. El destino, los daría diferentes caminos. Sin embargo, el recuerdo mantiene hechos en la memoria para siempre.
Muchos años después pasaría por el lugar: olmos caídos. Aves que abían desaparecido. Ni tan siquiera encontraría violetas.
J. M (LIBERTAD)