! Que tristeza de pueblo!! Que pena de silencio! ¿De verdad no pensáis que sollozan tanta ausencia, hasta las piedras del viejo castillo?.
Hasta el lo pueblos sin nadie luce de vez en cuando una luna brillante.
Hoy, es inútil plasmar mis musas desveladas
Hoy ni todas aquellas notas del acarreo, ni todas las sogas apretando la mies sobre las amugas, ni tan siquiera el rumor del trillo triturando las mies en la era, son capaces de traer una musa.
Mucho menos, hoy claro y frío invierno... no mas que los otros, recogiendo la aceituna, con los dedos ateridos; hoy menos que nunca, podría decir:! hola! me respondería el silencio.
Sin embargo, allí, precisamente allí en un invierno frío, y a no muchos metros del castillo, se alumbraron mis ojos de imágenes imborrables. Trato de convocarles, trato de abrazarles, trato de prestarles silencio. y solo me responden los ecos de entonces, y de los muchos que reposan a los pies del castillo.
Hoy, en este mes, quisiera que me sonaran las zambombas, almireces y rabeles. vano empeño, mi pueblo, el pueblo, es un camposanto, sin ni tan siquiera cipreses. De mi pueblo, hoy solo escucho aquellas voces antiguas, y si que me acerco, para decirles:! hola!
Hasta el lo pueblos sin nadie luce de vez en cuando una luna brillante.
Hoy, es inútil plasmar mis musas desveladas
Hoy ni todas aquellas notas del acarreo, ni todas las sogas apretando la mies sobre las amugas, ni tan siquiera el rumor del trillo triturando las mies en la era, son capaces de traer una musa.
Mucho menos, hoy claro y frío invierno... no mas que los otros, recogiendo la aceituna, con los dedos ateridos; hoy menos que nunca, podría decir:! hola! me respondería el silencio.
Sin embargo, allí, precisamente allí en un invierno frío, y a no muchos metros del castillo, se alumbraron mis ojos de imágenes imborrables. Trato de convocarles, trato de abrazarles, trato de prestarles silencio. y solo me responden los ecos de entonces, y de los muchos que reposan a los pies del castillo.
Hoy, en este mes, quisiera que me sonaran las zambombas, almireces y rabeles. vano empeño, mi pueblo, el pueblo, es un camposanto, sin ni tan siquiera cipreses. De mi pueblo, hoy solo escucho aquellas voces antiguas, y si que me acerco, para decirles:! hola!