Gracias amigo Mariano, por "despertar" un trozo de historia, de ese pueblo que me vio nacer, y al que te condujo el azar; según tu me dijiste, en una ocasión. Como ves, no comparto el silencio de sus descendientes, que... apenas alguno me conoce, y al igual que tú quisiera, vida el el, todos los días de el año.
Un día por estas fechas, y en un lugar lejano, escribí algo, que se perdió en el tiempo. Como el recuerdo sigue vivo, lo intentaré de nuevo, rindiendo homenaje a una persona, con quien viví mi niñez en ese mismo lugar.
PARA MI MADRE EN EL DÍA DE HOY.
Me parece haber vivido siglos: madre. Tengo mucho que contarte y no se como empezar. Se impone abreviar la historia.
Sabes que desde muy pequeño era soñador, y desde el "postigo", soñaba y soñaba, hasta con imposibles.
Empezaré por el centro de la historia, de cuando en aquella sala, no demasiado espaciosa, si con las paredes agrietadas, y con escasa luz, trazaba sobre un cuaderno rayado, con un lápiz, historias inocentes, de las que tu, madre te sentías orgullosa: se perdieron en los brazos del pasado, pero no se ausentaron de mi recuerdo.
Veras, madre: hace solo un instante, andaba yo regando el jardín y pesaba "! tantas flores y mañana, no voy a poder dejar ni tan siquiera u ramo...! E soltado la manguera, y me he dicho:! haré como siempre, ofreceré la flor de mi recuerdo! Y aquí estoy, madre, delante de el ordenador... (el ordenador, es un aparato muy sofisticado, de el que tu no sabes nada y yo bien poco. que te permite, como en este caso, mantener una charla y otras muchas cosas) Pero vayamos a "nuestra charla".
! No! No te he olvidado, madre: para ti todas las flores, hasta que mustias me recuerden mas aún. ¿crees acaso que desde cualquier lugar, no te las he ofrecido en la distancia? Si madre, desde lejos (! siempre lejos!) he cogido el mejor trozo de primavera para ti. Siempre te he llevado en mi... en los brazos del alma. Un día, ya crecido, me dijiste: No ríes, como reías ¿que te sucede? Callé porque supuse que hay cosas que aunque no cuentes, las madres adivinan. Pero vayamos por el principio: caminemos juntos por aquellos años de penurias, y tus lágrimas calladas, cuando, (creo se llamaba José) "el tío José, te ayudaba en las faenas de el campo... apenas si me acuerdo de padre en aquellos días, solo que "en la otra casa", vestido muy parecido como yo vestí mucho tiempo; me sentó en sus rodillas y me pinchó con sus barba. Era por entonces, que mientras vosotras, las madres hacíais costura, los niños, gritábamos,! Ya vienen!! ya vienen!... Venían de tres en tres, y nosotros en nuestra inocencia, les arrojábamos piedras. Me tomaste en volandas, y nos cobijamos, en aquella bodega que había en el postigo. Si madre, tu no lo sabías, pero yo me asomaba en las noches, a aquella pequeña ventana, de "la otra casa" y veía el cielo lleno de resplandores. También descubrí que me engañabas, sobre alguien que tenías escondido: un sacerdote o seminarista, solo en una de mis visitas al pueblo me contaste, que te advirtió alguien que podías tener un disgusto, si no le invitabas a que se marchara: recuerdo me dijiste que lo mataron.
Como "bien sabes", ya soy viejo. No hace mucho te hice una visita. No me riñas: si te volví la espalda unos minutos, fue para que no me vieras llorar.
Y tengo muchas mas cosas que contarte, pero las dejaré para otro rato, y... "hablaremos" en silencio, para que nadie se entere.
Hoy, repetirte, que, yo regaba las flores esta mañana, y...
DESANDANDO, MI LARGO CAMINO
ME CANTABAN JILGUEROS ANTIGUOS.
ME CANTABAN LAS FLORES, Y RIZOS
PRONUNCIABA EL VIENTO EN LOS TRIGOS
AQUELLOS, GRANADOS, CUANDO NIÑO.
Y... AGARRABA TU MANO, EN LOS FRÍOS
LA ANGUSTIA, EL MIEDO Y LOS GRITOS.
Monedero.
Un día por estas fechas, y en un lugar lejano, escribí algo, que se perdió en el tiempo. Como el recuerdo sigue vivo, lo intentaré de nuevo, rindiendo homenaje a una persona, con quien viví mi niñez en ese mismo lugar.
PARA MI MADRE EN EL DÍA DE HOY.
Me parece haber vivido siglos: madre. Tengo mucho que contarte y no se como empezar. Se impone abreviar la historia.
Sabes que desde muy pequeño era soñador, y desde el "postigo", soñaba y soñaba, hasta con imposibles.
Empezaré por el centro de la historia, de cuando en aquella sala, no demasiado espaciosa, si con las paredes agrietadas, y con escasa luz, trazaba sobre un cuaderno rayado, con un lápiz, historias inocentes, de las que tu, madre te sentías orgullosa: se perdieron en los brazos del pasado, pero no se ausentaron de mi recuerdo.
Veras, madre: hace solo un instante, andaba yo regando el jardín y pesaba "! tantas flores y mañana, no voy a poder dejar ni tan siquiera u ramo...! E soltado la manguera, y me he dicho:! haré como siempre, ofreceré la flor de mi recuerdo! Y aquí estoy, madre, delante de el ordenador... (el ordenador, es un aparato muy sofisticado, de el que tu no sabes nada y yo bien poco. que te permite, como en este caso, mantener una charla y otras muchas cosas) Pero vayamos a "nuestra charla".
! No! No te he olvidado, madre: para ti todas las flores, hasta que mustias me recuerden mas aún. ¿crees acaso que desde cualquier lugar, no te las he ofrecido en la distancia? Si madre, desde lejos (! siempre lejos!) he cogido el mejor trozo de primavera para ti. Siempre te he llevado en mi... en los brazos del alma. Un día, ya crecido, me dijiste: No ríes, como reías ¿que te sucede? Callé porque supuse que hay cosas que aunque no cuentes, las madres adivinan. Pero vayamos por el principio: caminemos juntos por aquellos años de penurias, y tus lágrimas calladas, cuando, (creo se llamaba José) "el tío José, te ayudaba en las faenas de el campo... apenas si me acuerdo de padre en aquellos días, solo que "en la otra casa", vestido muy parecido como yo vestí mucho tiempo; me sentó en sus rodillas y me pinchó con sus barba. Era por entonces, que mientras vosotras, las madres hacíais costura, los niños, gritábamos,! Ya vienen!! ya vienen!... Venían de tres en tres, y nosotros en nuestra inocencia, les arrojábamos piedras. Me tomaste en volandas, y nos cobijamos, en aquella bodega que había en el postigo. Si madre, tu no lo sabías, pero yo me asomaba en las noches, a aquella pequeña ventana, de "la otra casa" y veía el cielo lleno de resplandores. También descubrí que me engañabas, sobre alguien que tenías escondido: un sacerdote o seminarista, solo en una de mis visitas al pueblo me contaste, que te advirtió alguien que podías tener un disgusto, si no le invitabas a que se marchara: recuerdo me dijiste que lo mataron.
Como "bien sabes", ya soy viejo. No hace mucho te hice una visita. No me riñas: si te volví la espalda unos minutos, fue para que no me vieras llorar.
Y tengo muchas mas cosas que contarte, pero las dejaré para otro rato, y... "hablaremos" en silencio, para que nadie se entere.
Hoy, repetirte, que, yo regaba las flores esta mañana, y...
DESANDANDO, MI LARGO CAMINO
ME CANTABAN JILGUEROS ANTIGUOS.
ME CANTABAN LAS FLORES, Y RIZOS
PRONUNCIABA EL VIENTO EN LOS TRIGOS
AQUELLOS, GRANADOS, CUANDO NIÑO.
Y... AGARRABA TU MANO, EN LOS FRÍOS
LA ANGUSTIA, EL MIEDO Y LOS GRITOS.
Monedero.