Amigo Manuel: Hermosa poesía, despertando nostalgias. Hablando de los pájaros...
Te obsequiaría hoy con una poesía, de las muchas, en que de modo diferente nombro mi tierra y lugares en que desgaste mis albarcas, o aquellas alpargatas, de esparto, conque jugamos en la plaza.
Este mi pueblo tiene una larga historia, de la que nos han dejado muy poco escrito. Estas llanuras alcarreñas, tostadas por los soles del estío y arañadas por los fríos de invierno, hoy están rodeadas de silencio; solo en estas fechas y algún fin de semana; son alumbradas con la luz de la alegría. por algunos jóvenes, habitando las ciudades cercanas... Pero de aquellas aves que surcaban los cielos de sus llanuras, es sus vuelos por olivares y trigales,: apenas queda nada. Cuando yo regresé, al cabo de muchos años, tuve una decepción dolorosa: Ni yuntas el los campos, arañando los campos, en el afán de las cosechas... A los cantos de arado había tomado el relevo, el ruido de los tractores. La Vega del Tajuña, la invadía un silencio pesado: Constaté que en sus riberas, las aves que las poblaron, habían desaparecido. Los huertos, abandonados, clamaban la ausencia del ruiseñor. las aves que frecuentaban los barbechos, (Totobías: Lauresas. Jilgueros. Abubillas. "Picorros": Mochuelos..., fieles compañeros, de aquellos hombres silenciosos, que empuñaban la esteba o la hóz en los tórridos veranos: habían desaparecido. Un silencio, pesado se ciñe sobre todo aquello. Las escuelas se cerraron. Las mozas, dejaron de frecuentar "el lavadero cercano. o la fuente, borrándose para siempre esa estampa hermosa, de la joven o menos joven silueta, trepando el sendero con el cántaro a la cabeza... o la cesta desde el lavadero. Ya no hay nadie que trabaje el esparto, tejiendo la plaita para serones o posones que servían de asiento, sobre todo, para la abuela. Han desaparecido muchas cosas: Las negras y anchas chimeneas de donde colgaba la matanza, han han dado paso a nuevas construcciones. construcciones mas modernas. Veo por el foro de tu pueblo, que aún se conservan, costumbres usando palabras que embellecen el lenguaje... aquí, apenas nada. Si hoy mencionas a los jóvenes, palabras, como la faltriquera de la abuela... u objetos o aperos. apenas sabrían decirte, de azada o arado. Mirarán extrañados al candil alimentado de aceite. Tampoco sabrían, el porque se nos conoce por "los revolaos"... Que son las amugas. Que La hatada. El ato. Que el Hollero, el serón. La artesa... Ni tan siquiera se emplean las palabras. "el lugar" definiendo al pueblo: El ato... Ni tampoco se pronuncian las palabras hogaño o antaño.
Todo ha cambiado, tanto, que hoy los mayores, cuando visitamos el lugar, respirando la esencia de aquellas albas, nos abunda la tristeza. En mi última visita, con motivo de una paella y el buen hacer de unos cuantos, comentábamos con algunos de mi edad, estos cambios, al igual que nuestras pequeñas diabluras y juegos sencillos. Hoy estimado Manuel (Y gracias por poner tu nota en el foro de mi pueblo) ha cambiado tanto, que yo soy forastero, para quienes aún mantienen vivo aquello, y ellos lo son para mi. Pero forasteros entrañables, porque hasta alegran con una revista, para la que yo hubiese querido enviar algo como ya lo hice otras veces.
Hasta el foro, en que un día se cambiaban impresiones, apenas se acuerdan de que existe... tal vez porque, solo lo alimentamos, los que, de aquellas penas o alegrías, los ausentes "del lugar"
He leído tu poesía, sobre el desgraciado accidente de barajas: leerás la mía, que esta vez firmo con mis iniciales. Como verás (eso si) Tenemos al genial MM, con su hermosas fotografías; iluminando el foro... como ya lo hace con el de Madrid y otros.
Estimado amigo. Es preciso que sepa, algún atrevido lector, como, nos hemos conocido, por internet, hemos vivido cerca en Paris, habiendo trabajado en la misma fábrica, donde trabajó un de mi pueblo Y que en Madríd conociste a mi familia, residiendo en el mismo edificio que yo! Que grande o pequeño (según se mire) es el mundo.
LIBERTAD.
Te obsequiaría hoy con una poesía, de las muchas, en que de modo diferente nombro mi tierra y lugares en que desgaste mis albarcas, o aquellas alpargatas, de esparto, conque jugamos en la plaza.
Este mi pueblo tiene una larga historia, de la que nos han dejado muy poco escrito. Estas llanuras alcarreñas, tostadas por los soles del estío y arañadas por los fríos de invierno, hoy están rodeadas de silencio; solo en estas fechas y algún fin de semana; son alumbradas con la luz de la alegría. por algunos jóvenes, habitando las ciudades cercanas... Pero de aquellas aves que surcaban los cielos de sus llanuras, es sus vuelos por olivares y trigales,: apenas queda nada. Cuando yo regresé, al cabo de muchos años, tuve una decepción dolorosa: Ni yuntas el los campos, arañando los campos, en el afán de las cosechas... A los cantos de arado había tomado el relevo, el ruido de los tractores. La Vega del Tajuña, la invadía un silencio pesado: Constaté que en sus riberas, las aves que las poblaron, habían desaparecido. Los huertos, abandonados, clamaban la ausencia del ruiseñor. las aves que frecuentaban los barbechos, (Totobías: Lauresas. Jilgueros. Abubillas. "Picorros": Mochuelos..., fieles compañeros, de aquellos hombres silenciosos, que empuñaban la esteba o la hóz en los tórridos veranos: habían desaparecido. Un silencio, pesado se ciñe sobre todo aquello. Las escuelas se cerraron. Las mozas, dejaron de frecuentar "el lavadero cercano. o la fuente, borrándose para siempre esa estampa hermosa, de la joven o menos joven silueta, trepando el sendero con el cántaro a la cabeza... o la cesta desde el lavadero. Ya no hay nadie que trabaje el esparto, tejiendo la plaita para serones o posones que servían de asiento, sobre todo, para la abuela. Han desaparecido muchas cosas: Las negras y anchas chimeneas de donde colgaba la matanza, han han dado paso a nuevas construcciones. construcciones mas modernas. Veo por el foro de tu pueblo, que aún se conservan, costumbres usando palabras que embellecen el lenguaje... aquí, apenas nada. Si hoy mencionas a los jóvenes, palabras, como la faltriquera de la abuela... u objetos o aperos. apenas sabrían decirte, de azada o arado. Mirarán extrañados al candil alimentado de aceite. Tampoco sabrían, el porque se nos conoce por "los revolaos"... Que son las amugas. Que La hatada. El ato. Que el Hollero, el serón. La artesa... Ni tan siquiera se emplean las palabras. "el lugar" definiendo al pueblo: El ato... Ni tampoco se pronuncian las palabras hogaño o antaño.
Todo ha cambiado, tanto, que hoy los mayores, cuando visitamos el lugar, respirando la esencia de aquellas albas, nos abunda la tristeza. En mi última visita, con motivo de una paella y el buen hacer de unos cuantos, comentábamos con algunos de mi edad, estos cambios, al igual que nuestras pequeñas diabluras y juegos sencillos. Hoy estimado Manuel (Y gracias por poner tu nota en el foro de mi pueblo) ha cambiado tanto, que yo soy forastero, para quienes aún mantienen vivo aquello, y ellos lo son para mi. Pero forasteros entrañables, porque hasta alegran con una revista, para la que yo hubiese querido enviar algo como ya lo hice otras veces.
Hasta el foro, en que un día se cambiaban impresiones, apenas se acuerdan de que existe... tal vez porque, solo lo alimentamos, los que, de aquellas penas o alegrías, los ausentes "del lugar"
He leído tu poesía, sobre el desgraciado accidente de barajas: leerás la mía, que esta vez firmo con mis iniciales. Como verás (eso si) Tenemos al genial MM, con su hermosas fotografías; iluminando el foro... como ya lo hace con el de Madrid y otros.
Estimado amigo. Es preciso que sepa, algún atrevido lector, como, nos hemos conocido, por internet, hemos vivido cerca en Paris, habiendo trabajado en la misma fábrica, donde trabajó un de mi pueblo Y que en Madríd conociste a mi familia, residiendo en el mismo edificio que yo! Que grande o pequeño (según se mire) es el mundo.
LIBERTAD.