Así eran los pueblos de Castilla en la dura postguerra. Sí; ese tiempo de silencio, resignación y trabajos. Casi se cuela en la foto una casa que construía con ilusión el abuelo de Alicia; y su padre. Aparece pequeñita y humilde en el camino que baja al lavadero; ya nadie vive en ella, pero hubo un tiempo en el que sus dos balcones lucían los geranios en verano y la alegría de sus moradores todo el año. Allí habitó la belleza, esa cosa tan deseable y efímera. Ahora, por el camino que sube al cerro del fondo no va nadie, y el cerro luce un moderno helipuerto. La bonita casa blanca -con seis ventanas verticales y extrañas entre muros gruesos y cerrados- vive una tercera oportunidad... Es posible que esta foto se hiciera el año de Corea.