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VILLEL DE MESA

Voy comtemplado el paisaje de mi ribera y viendo el agua correr, un río, que le llamamos el "pequeño", que tiene una gran historia, que todos quisieran saber. Pasaron los años y el río pequeño quedó remozado, sin aquellas entradas para apoyarse las lavanderas y fregar los platos. Todo ha pasado, ahora se hace en casa, pero antes había que ir al río. Hoy son recuerdos, al pasar por el río, y llegando al puente de la Quiebra, vuelvo a contemplar de nuevo el pueblo, con su Casa Hogar, la IgLesia y oros tejados, es un pueblo, que lo mires por donde lo mires, él te sigue mirando.

Y este paseo que nos acompaña, (la fotografía) a las piscinas hemos llegado, con su merendero y porche bien sombreado, son los veranos, son los inviernos que pasan por estos lugares, a veces lloviendo y otras nevando, para llegar el verano y brote en la primavera, las mejores flores, hortalizas y adornados en los senderos, que nos lleva al Pozo Galano.

Son los bancales, sembrados y bien arreglados, que cuelgan sus judias y en la tierra corren los pepinos y calabacines, los tomates, pimientos cubren los surcos bien regados.

Llegamos a la alameda, la chopera de la Goyita y a la alambrada del "refugio", que así le llaman, allí hay de todo, en los árboles frutales, es algo muy bonito y al mismo tiempo muy solitario. Las acequias rinden su homenaje a la corriente de agua, que sin cesar va en busca del río, para unierse al gran caudal del Mesa, aunque ahora, no es muy grande.

Las miradas del norte nos enseña la Cueva del Lutero, y otros centros que fueron corrales, las nuevas casas, y sí, sigo mirando divisamos el Cementerio, que allí descansan nuestros familiares. La casa del Pintor del Valle del Mesa, José Luis Lopez, con sus colores blancos y azules, como en su interior, sus pinturas se visten de muchos colores, como aquel Arco Iris, cuando la lluvia deja de caer por estos lugares.

Las miradas hacía el sur, nos enseñan en buen paisaje de la Quiebra, con muchas sombras, y sus yedras trepando por las paredes, son las sombras de los árboles milenarios, que nacieron por estos escondidos caminos, llenos de sombras y con los buenos recuerdos de aquellos encuentros vecinales.

Y llegamos al Pogo Galano, que dejamos ya estos comentarios, para expresar en otro momento, mirando sus bonitas estampas que las aguas nos han dejado. Aqui nace la hermosura que la naturaleza fue creando, aquí nace la ruta del todo el valle, que sigue su camino por los pueblos hasta el Monasterio de Piedra, que aquí, en el POZO GALANO, NACE.

(crónica, 30 de enero 2007 DE MI PUEBLO).